Hablemos de tapones

Por fin me animé a escribir del tema, como quiero abarcar todo en una sola entrada, lo hice algo largo pero al fin puedo compartir una actividad que me tomó algo de tiempo llegar a disfrutar.

Índice:
Antecedentes
Primer artículo
Desechando ese artículo
Otros intentos
Punto bajo de la historia
Último intento
Metodología
Nuevas costumbres
Conclusión

Antecedentes

Antes de empezar con esta entrada, cabe mencionar que hablar de tapones anales está en una zona que no me gusta hablar debido a dónde van. Me da un poco de pena hablar de mi experiencia porque está relacionado con una parte de la anatomía por donde pasa deshechos sólidos (prefiero usar eufemismo que la palabra real) y hay algunas cosas que hago que tienen que ver con eso para prepararme, usar y removerlos.

Para hablar un poco de contexto, cuando se trata de aseo fisiológico, a mi no me gusta mencionar cuando voy al retrete, ni cuando estoy dentro y alguien me habla por teléfono o tocan la puerta para saber si está ocupado… Ni cuando estoy en la oficina y voy al baño y mis compañeros me sacan plática mientras yo estoy ocupado… no me gusta.

Habiendo establecido eso, al igual que con la jaula de castidad, no recuerdo desde cuándo me empezó a llamar la atención estas ganas de usarlo. No puedo pensar en alguna ocasión (o detonante) que haya despertado mi interés pero sí recuerdo un incidente de que tenía ganas de meterme algo por ahí… No, un pene no.

Verás, en mis tiempos de antes de animarme a comprar mi primer paquete de pañales en la farmacia aquella noche, cuando trabajaba de noche (creo que era en el 2005), recuerdo que llegué a casa de unos familiares donde dormía por el momento y descubrí que habían unos pañales de bebé en el baño, no sé de quién eran pero coincidió que en esos momentos tenía ganas de usar pañales y busqué la manera de usarlos. Como lo expliqué en mi post pasado, ya después quería buscar cómo ‘mejorar’ la sensación de tenerlos entonces no sé qué pasó por mi cabeza que decidí por querer insertarme algo en mi ano para poder simular sentirme lleno y querer ensuciar el pañal (la verdad no me acuerdo qué estaba pensando). Entonces me fijé en el refrigerador buscando qué pudiera usar que fuera ‘seguro’ y lo primero que vi fueron salchichas.

Consideré que su forma sería suficiente para que lo pudiera insertar fácilmente, agarré uno y me fui al baño para intentar hacerlo. Al caminar al baño estaba tan emocionado sin realmente pensar porqué realmente lo estaba haciendo ni cuáles pudieran ser las consecuencias de hacerlo. Sólo pensaba en ponérmelo para alguna manera incrementar mi experiencia usando pañales.

Recuerdo que batallé un poco en tratar de insertar ese embutido pero por lo más que intentaba no pude insertarlo. Creo que terminé rompiéndolo después de varios intentos y me di por vencido para hacer semejante cosa. Unos meses pasaron y logré comprarme pañales y la idea de insertar algo ya dejó de pasar por mi cabeza.

Primeras compras

Pasaron varios años (como 7, creo) para que vuelva a pasar por mi cabeza la idea de usar algo ahí. Aunque seguía frecuentando las imágenes de tapones al ver pornografía, no recuerdo qué fue lo que lo detonó (nuevamente) o si tuve alguna otra experiencia pero hice una rápida investigación sobre qué material debería de usar, hice un pedido por Amazon buscando algo que creí que sería cómodo y fácil de insertar y di con el producto que está abajo.

Mientras me llegaba, me imaginaba cómo me gustaría poder tener insertado el tapón y luego poder ponerme un pañal y andar así durante mi día. Al menos eso creí. Me imaginaba cómo sería aquella sensación de sentirme ‘lleno’ y ‘atrapado’ al tener algo por ahí en pañales, la idea me agradaba. Pero como me pasa seguido, la fantasía es mucho mejor que la realidad.

Cuando llegó, lo poco que recuerdo de esa experiencia es que me metí a bañar con él para intentar probar qué se siente y poder quitármelo fácilmente para después asearme bajo cualquier eventualidad. Recuerdo que la sensación no fue nada placentera, al menos no era lo que esperaba pero tampoco no sabía qué esperar, no fue doloroso pero fue algo incómodo/raro. No me gustó cómo se sentía ni podía tenerlo mucho tiempo dentro, en unos minutos me lo tuve que quitar porque esa sensación no era algo que pude tolerar.

Creo que lo volví a intentar un par de veces más antes de darme por vencido, creyendo de que no lograría disfrutar estos juguetes como originalmente pensé. Aparte recuerdo que estaba en mi cuarto (otra vez que quise intentarlo) y la limpieza no fue agradable, tuvo que pasar mucho tiempo para empezar a tener un método para que sea un poco menos desagradable todo el proceso.

Creo que fue una mezcla de pena junto con la idea de que estaba haciendo algo ‘indebido’ (¿cómo es que me gusta meterme cosas por ahí?) que al poco tiempo decidí por descartar este juguete. Lo envolví en papeles y lo deposité en el cesto de basura para que en la próxima pasada de recolección de basura se lo lleve.

Purgando…

He tenido mis momentos que después de tirar a la basura mis ‘juguetes’ por X o Y razón que después quiero volver a usarlos. La práctica le llaman purging (purgar, en español), básicamente es cuando descartas todo lo que tienes de manera abrupta pero en general esta práctica no funciona porque quieres seguir haciéndolo, se ocupa mucha fuerza de voluntad poder hacer estas actividades sin regresar a ellos.

Sería incorrecto de mi parte decir que este gusto es como un vicio, como cuando dejas abruptamente el alcohol (como ejemplo) y al poco tiempo caes a la tentación por falta de disciplina o alguna otro variante. Es incorrecto porque dejar de hacer algo que te gusta no es lo mismo que dejar de hacer algo que te lastima. En este caso la mayoría de la gente que hace purging lo hace por la pena detrás de su actividad que le gusta.

En mi caso eso es lo que me pasa cuando practico esta actividad de purging, me ha pasado con mi ropa femenina y me ha pasado con estos tapones, a veces la pena me gana y actúo haciendo algo que realmente no quería hacer.

Si es algo que te gusta (y no representa un daño a tu persona o conocidos), ¿porqué dejarías de hacerlo?. Total, la idea de querer hacer la práctica seguía en mi mente y no recuerdo cuánto tiempo pasó para que lo vuelva a hacer.

Siguiendo intentando

Creo que por medio de Ebay (no encuentro el historial para corroborar) que después intenté usando otro material. Según leí que el material tipo metal sería más fácil de insertar, limpiar y es más cómodo. Tomé la sugerencia y compré una medida para principiantes. Y supongo que éste venía con algún lubricante incluido ya que no recuerdo comprar.

Total, con éste también tuve mis problemas para intentar insertar pero ya que pude, también sentí esa sensación incómoda pero como éste tenía una punta más gruesa me entró un poco la ansiedad por temor a que no me lo pueda quitar después.

Y por razones que no recuerdo pero supongo que tienen que ver con mi primera vez, descarté este también al no sentirme satisfecho con la experiencia, no había el beneficio suficiente para pasar por todo el proceso de insertarme un tapón.

Falló el intento dos.

Creo que pasó 3-4 años para volver a darle otra oportunidad a esta actividad. La idea de querer hacer esto no se iba de mi cabeza, me llegaba a momentos pero no había la suficiente motivación para hacer algo al respecto pero seguía esa idea de que pudiera disfrutar esta actividad sólo tenía que buscarle cómo.

Cuando empecé a usar cada vez más y más pañales tenía esas ganas de buscar cómo aumentar mi experiencia y fue cuando las ganas de comprarme un tapón regresó. Recuerdo que hace unos 3 años (ó dos, no recuerdo) que decidí ir a un sexshop cerca de mi trabajo para ver si encontraba algún tapón de mi gusto.

Punto bajo de la historia

Al entrar, me daba algo de pena estar ahí, el ambiente dentro de un sexshop siempre se me ha hecho ‘raro’, no sé si sea cómo está organizado para atraerte la atención o la falta de iluminación natural o la manera en que en su mayoría está sólo y cuando sí había clientes me daba la impresión que tramaban algo raro.

Total, encontré un tapón de metal, hice mi compra y me fui. Aunque tenía algo de pena estando dentro, aún así sentía esa aceleración por querer comprar algo para aumentar mi experiencia… estaba emocionado por querer darle otra oportunidad.

Recuerdo que no pude esperar mucho tiempo ni para llegar a la casa y probarlo y lo que hice fue intentar insertar el tapón estando en la calle.

Bueno, no técnicamente en la calle, en el carro en la calle.

No es algo de lo que estoy orgulloso de compartir pero sí, fue más mi emoción por querer probar esa experiencia que no me importó tratar de insertar el tapón estando en el carro en la calle. Mientras manejaba, recuerdo que abría el paquete y empezaba a lubricar el tapón y desabrocharme el pantalón para prepararme. Recuerdo que paré en una gasolinera y trataba de estacionarme en algún punto donde no hubiera ojos que pudieran verme y traté de introducírmelo al levantar las nalgas del asiento pero no tanto para llamar la atención.

Como era de esperarse, fue en vano mi intento ya que no pude introducírmelo estando en el carro ni tampoco quería forzarlo por temor a lastimarme. La desesperación por querer hacer algo me dio la realización de que estaba tratando de insertarme un tapón en mi ano mientras estaba en una gasolinera estacionado… me di pena. Pude haber esperado e intentado de manera calmada en mi casa en una posición más ergonómica y segura pero preferí hacerlo en la calle. Fue un punto bajo en mis ganas de querer hacer algo sin pensar más allá de lo que hago en el momento.

Al darme cuenta de eso y la realización, desistí y tiré el tapón que acababa de comprar en el cesto de la basura. Sentí un conflicto al haber actuado de manera impulsiva y sin razonamiento. Y me sentí mal porque dejé a un lado mi entorno real por un gusto de placer… al menos tratar de intentarlo.

Desistí de probar esta experiencia.

Hasta que…

Creo que fue de que seguía activo en el mundo de los pañales, lencería y fantasías. De que seguía viendo imágenes pornográficas de mujeres usando tapones que, por cuarta vez, quise volver a intentarlo pero ahora con la idea de tener más paciencia, investigar bien un material cómodo y de largo uso.

Usé la comunidad de Reddit para buscar opiniones de qué pudiera usar como novato. Alguien me mencionó este artículo y que probara algunas posiciones antes de insertar uno.

Tome su sugerencia, lo pedí, recibí, usé y me gustó. Ahora el resultado y experiencia fue diferente.

Metodología

Con calma y paciencia, lo que hice fue cambiar un poco mi dieta ese día que opté por usarlo. Lo primero que hice fue evacuar todo lo que podía al usar el retrete, después asegurándome que estaba limpio en esa área, me puse en una postura de ‘cuclillas’ y tratar de relajar el músculo del área.

Me puse un poco de lubricante afuera y adentro y inserté el dedo un poco para saber cuándo estoy haciendo tensión y cuando no, le puse bastante lubricante al tapón y empecé con cuidado a insertarlo.

Aprendiendo a reconocer cuándo estaba haciendo tensión en el músculo, para no lastimarme, fui de poco a poco insertando con calma. Poniendo atención a que la sensación no sea de dolor (aunque se pudiera confundir una sensación incómoda con dolor). Si sentía que estaba presionando mucho o que no se deslizaba con facilidad, lo removía y le aplicaba lubricante a la punta nuevamente e intentaba de nuevo con calma. Después de relajar bien los músculos y presionar con cuidado logré insertarlo completamente y la diferencia de esta vez a las anteriores fue como día y noche. Esta vez fue una sensación placentera. Esta vez sí pude sentir una sensación que hiciera esta actividad sentirse bien y lo mejor de todo fue que pude tenerlo más de 10 minutos, que era la idea.

Sin querer extenuarme, quise quitármelo y para hacerlo fue casi de la misma manera, ponerme en posición de ‘cuclilla’ y relajar el músculo para ir sacando el tapón lentamente.

Al sacarlo, hubo una sensación como de ardor en esa área pero era de esperarse al nunca haber estirado ese músculo antes, era una sensación que podía tolerar y hasta ir adaptando para tolerar más tiempo con un tapón.

Después me encargué de limpiar bien el tapón con jabón un par de minutos hasta percatarme de que estuviera bien limpio. Porque de no hacerlo puede generarse bacterias y puede ser un problema después. Aparte evitas los aromas, para asegurarme de que todo esté limpió, olfateo para ver si hay otro aroma que no sea el del material del tapón, de lo contrario vuelvo a lavar con agua caliente.

Cabe mencionar que en algunas de las veces cuando lo sacaba había algo de residuo en el tapón pero era de esperarse considerando dónde estaba. A principio me daba un poco de asco y/o pena pero era de esperarse, aparte es algo natural y parte del proceso. Conforme fue pasando el tiempo y el uso fui quitándole importancia. Cuando ese era el caso, lo que hacía era mojar un poco el tapón con el agua del retrete y tratar de quitar lo más que pueda al agitarlo en el agua y lo que ya no se pueda quitarlo con papel de baño y después limpiarlo con jabón. La idea está que eso no te detenga para que puedas disfrutar de la actividad como a principio me pasó a mi.

‘Tips’ para los curiosos

Ahora que pienso usar con regularidad (al menos una vez por semana), tengo un par de procedimientos que hago para poder sacarle el mejor provecho al uso. Cuando pienso usar, trato de no comer cosas que me provocara gases o indigestión como carne o comida grasosa (o comida muy procesada/rápida). No he tenido experiencias donde tener un tapón me ocasione momentos muy incómodos en cuanto a mi sistema digestivo pero no me gustaría presenciarlo ni ponerme en una situación en donde pueda ser una posibilidad, no tengo ese tipo de fetish.

Recuerdo que las primeras veces que solía usar los tapones por más de 2 horas solía sentirme que tenía que hacer un poco más de esfuerzo para controlar gases ya que ahora que había algo que tapaba ese escape, temía que algo más pudiera salir entonces me contenía las ganas para hacerlo (aunque no es saludable mantener el gas dentro por mucho tiempo, por eso evito comidas que ocasionen mucho gas) pero nada que fuera causa de preocupación.

Supongo que ha deber algún tipo de correlación entre la manera en que te insertas el tapón (no forzarlo, insertar con cuidado relajando músculos, la cantidad de lubricante que usas, el estado en que está tu interior y tu estado digestivo) para poder lograr el efecto deseado de poder disfrutarlo.

Cuando lo anterior se acomoda bien y paso varias horas usando uno, hay momentos que siento una sensación placentera muy agradable (valga la redundancia) que me hace dar incentivos de seguir usándolos, al estar investigando un poco más del suceso, me percaté que la próstata hace descargas que se reflejan en esa área.

A principio cuando los empecé a usar, la sensación de sentirme ‘tapado’ a veces era incómodo de seguir pero mientras podía distinguir entre una sensación incómoda (por hacer algo que no estás acostumbrado) y la de dolor (de plano algo que te está lastimando) podía empujarme de poco a poco para poder pasar más tiempo ‘tapado’.

Yo recomendaría empezar a usarlo dentro de un lugar seguro (como tu hogar) para que tengas facilidad de poder quitártelo e ir midiendo cuánto tiempo puedes tenerlo dentro e ir identificando la sensación al usarlo. Y conforme estás aventurando a salir con él, tener presente que para poder quitártelo tendrás que estar en un lugar privado con alguna manera de poder limpiarlo en la posibilidad de que esté sucio. Es decir, estar preparado para cualquier eventualidad para no pasar malos momentos.

Aunque al principio no sabes cuáles son serán esas eventualidades al menos considera que a donde vayas… ¿tendrás manera de quitártelo?, ¿cómo lo limpiarás? y ¿dónde lo guardarás?. De otra manera, cuánto tiempo tendrás para aguantarlo dentro si no tienes acceso a quitártelo.

La idea es tener un plan para no entrar en pánico cuando llegue el momento incómodo y no tengas manera de quitártelo. Hay que estar preparado para poder disfrutar. Si es una actividad que te llama la atención y quieres disfrutarlo, hay que planear bien su uso.

Conclusión

Desde que la idea entró en mi cabeza de poder hacer esta actividad, tuve que pasar por muchas trivialidades para poder disfrutarlo. Como lo expliqué en mis puntos anteriores, con calma y estar informado de cuáles tienen que ser las preparaciones harán mucha diferencia para poder acostumbrarte a esa sensación que puede ser muy placentera. Y entre más lubricación mejor.

No sé cuáles sean los números de personas que estarían dispuestos a usar un tapón pero me imagino que aquellos que sí tienen la curiosidad tienen que dar el paso para ver si es una experiencia favorable o incómoda, no sabes hasta hacerlo. Y para mi, aunque las primeras sensaciones no fueron del total favorables, no descarté la idea porque pensaba que simplemente no me estaba preparando adecuadamente. La 4ta fue la vencida y es una práctica que hago con gusto.

Aunque parte de mi gusto por esta actividad tiene que ver que lo vivo en secreto, nadie de mis conocidos sabe que uso, le da más emoción al ir por mi día con mi tapón y que nadie más sepa que tengo uno puesto.

Y como lo puse en mis entradas anteriores, aún le da más puntos cuando uso un conjunto de jaula de castidad, calzón femenino (o pañal si es posible) y el tapón.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *