Mi transición – parte II

Edit 2021: añadí más historia, arreglé errores de ortografía y redacción con la intención de eventualmente hacer una continuación.

Leer Parte I.

Parte II

De nuevo al parque

Me parecía un poco extraño estar caminando por este parque, ahora que recuerdo fue en este lugar donde me caí y desencadenó una serie de eventos que finalmente me llevó a darme cuenta de mi destino. ¿Qué hubiera pasado si no me hubiera hecho ejercicio ese día y no haber ido con el doctor?, ¿estaría más perdido al no darme cuenta porqué mi cuerpo estaba cambiando de esta manera?.

Dejé a un lado estos pensamientos y mejor empecé a correr.

Al estar corriendo, trato de no poner atención a cómo se mueve mi cuerpo y como cada vez se siente más diferente. Estos últimos días, conforme más se han estado pronunciando mis curvas, más noto estos cambios ahora con menos esfuerzo, es decir, antes cuando subía escalones o caminaba rápido, no era tan notorio el rebote o la manera que se mueve mi cadera para hacer un paso, el cambio en mis proporciones cada vez se vuelven más pronunciadas y eso cada vez hace más obvio al moverme.

Pero, ahora que estoy corriendo, puedo decir que me siento más ligero, más ágil, sé que la distribución de grasa en mi cuerpo ha cambiado de manera que se está moviendo a mis caderas, piernas y glúteos, al menos puedo verlo por esta vez de manera positiva y hasta pudiera decir que estoy teniendo más fuerza en ellas, ¡a lo mejor así pudiera correr un maratón!. Me parece extraño apenas sentir mi pene pero más extraño es sentir los rebotes de mis senos por cada paso que doy a pesar de estar controlados por la camisa de compresión.

Esta sensación rítmica que sentía en mi pecho me despertaba la curiosidad por voltear a ver, siento un movimiento muy obvio en él y temo que para alguien más lo note, que se vea estos movimientos en mi pecho. Según yo había salido a correr con la idea de que no se estaba notando estas curvas pero al voltear a ver mi pecho, puedo ver esta extensión de piel sobre él que sube y baja opuesto a los pasos que doy. No sé si me estaba dando una sensación de nervios o de asombro.

Por cada paso que doy, siento cómo mi cadera se mueve aún más para lograr mover adecuadamente mis piernas, cómo la parte superior de mi cuerpo lo siento más ligero mientras que la inferior la siento más pesado, es extraño esta forma que está tomando y cómo me siento al moverla.

Ahora que lo pienso, este parque pareciera que por cada vez que lo visito, algo diferente me ocasiona, mis movimientos ahora son… distintos, moverme en mi cuerpo ya lo siento diferente, algo que ya no me tiene que extrañar debido a las proporciones que está adaptando. Es extraño ya que a pesar de que ha pasado algo de tiempo desde que empecé a cambiar hasta en estos momentos sentí su diferencia realmente.

Extrañanamente me gusta.

Por un momento pensé en la idea de quitarme la camisa compresora y poder sentir bien mi cuerpo sin ser restringido, sentir cómo mis senos rebotan y mi cadera se pueda mover con algún shorts pegado con alguna camisa y finalmente sentir mi cuerpo liso, curvoso… totalmente femenino.

Pasó un par de minutos después cuando, de repente, alguien me rebasó. Vi que nuestras miradas se encontraron y luego volteó hacia otro lado.

¿Por cuánto tiempo esta persona estaba corriendo detrás de mi?, ¿me estaba volteando a ver?, ¿estaba viendo mi trasero?, ¿pensó que era otra persona?, ¿una mujer?, ¿o quizás quería ver si era algún conocido pero al darse cuenta que no siguió con su camino?.

Me entró una paranoia al pensar si mi atuendo no era tan efectivo como creí que fuera. ¿Acaso mi espalda delataba algo que no soy?, ¿aparento otro aspecto si me ven por atrás?, ¿mis cambios ya son notorios a pesar de que quiero ocultarlo?… Muchas preguntas que no sabía contestar ni quería saber su respuesta. Me empecé a sentir y, después de creer estar un tiempo considerado fuera, creo que sería mejor regresar a casa.

Es todo por hoy, todas estas preguntas que tengo y no poder contestarlas porque tengo esta idea de querer ocultar mi secreto al mundo me está estresando más que la idea de que me estoy convirtiendo en mujer, le tengo que decir a alguien de todo esto.

Amistades

Pasaron un par de días desde aquella tarde en el parque. Estando en mi baño una tarde, después de terminar mis rituales de aseos, me percato que tengo un par de minutos viendo hacia el vacío frente a mi espejo. Tengo un par de días con la idea de comentarle a alguien y por cada día que pasaba más siento que es algo que tengo que hacer, me parece que es un gran paso, un paso más hacia la aceptación de mi destino, que es contrario a lo que quiero hacer… aceptar todo esto. Y aunque quiera evitarlo de cualquier manera, sé que es algo que tengo que hacer, ¡tengo que decirle a alguien todo esto!.

Al voltear hacia abajo, veo un cuerpo cada vez más femenino, más delicado y si he de tomar una decisión drástica sería mejor hacerlo en compañía.

Pensé en Aracely, una buena amiga que tengo tiempo conociendo y nos vemos constantemente, aunque últimamente me he demorado en vernos por razones obvias.

O también pudiera decirle a mi compañera de trabajo, de las últimas veces que hemos interactuado he visto más su lado personal y pareciera que es una persona de fiar. Me dejo escapar un poco con esta idea de que pudiera contarle mi secreto y esperar que ella me ayude a conseguir nuevos atuendos para mi nuevo cuerpo y qué resaltaría mejor mis senos. Incluso pudiera pedirle consejos para ser y actuar más femenina y si se crea más ese vínculo de confianza pudiera pedirle a que me enseñe a tocarme… pero obvio que no quiero eso. Creo que mejor me voy por alguien que sí tengo tiempo conociendo a un nivel personal.

Nerviosamente pensé si realmente sería buena idea hacerlo pero no puedo seguir así, apartándome de poco a poco de la sociedad y ocupo otra perspectiva de todo esto. Alguien que me ponga un alto a mis pensamientos recurrentes de que todo mundo puede notar mis cambios o mínimo poder preguntarle si el atuendo que tengo puesto esconde bien mis curvas. Al menos cuando salga con ella pudiera hacer que gente desvíe la mirada hacia ella. Tiene senos bonitos y así evito que me miren a mi.

Agarro mi teléfono para mandarle un mensaje.

-Hola, ocupo hablar contigo, ¿podemos vernos?-, leo bien el mensaje pensando si es la mejor opción pero definitivamente ella es la mejor candidata, mensaje enviado.

-Hola, ¿todo bien?-, leo su respuesta nerviosamente.

-Hola, sí. Todo bien pero quiero contarte algo en persona, ¿tienes tiempo hoy?-, decidido decirle, sé que es lo mejor.

-Claro, puedo saliendo del trabajo, ¿dónde nos vemos?-.

-¿Puedes en mi depa, 5:30?-.

-Sí, claro. Ahí nos vemos-, ya está decidido, le voy a decir.

A trabajar, tengo que hacer alguna actividad para distraerme mientras llega la hora, que mejor hacer algo mientras me pagan.

A pesar de mis inconvenientes, creo que mis cambios siguen pasando desapercibidos en la oficina. Como seguimos en temporada alta, es común que no nos movamos de nuestros escritorios durante el día al menos que haya alguna junta y para esos momentos trato de ser el primero en llegar y el último en irme y cuando estamos sentados trato de ponerme en una postura que no delate mis cambios, así evito miradas a mi pecho o cadera. Cuando estoy en mi escritorio, como casi no entra luz natural es más difícil que se note algo fuera de lugar, aparte ayuda que mi cubículo está en una esquina.

Cada vez que se acerca más el momento de que se acabe mi día laboral, me pongo más nervioso al pensar cómo le voy a decir a mi amiga y cómo reaccionará, no hay más qué hacer… tengo qué decirle como salga.

Al llegar a mi departamento después del trabajo, pensé la manera de cómo le pudiera decir sobre mi condición que me está provocando todo estos cambios. Pudiera simplemente quitarme el sueter y con eso revelaría mis curvas que es más que obvio que ya tengo . Para llevar acabo esta idea, me quito la camisa de compresión junto con la venda y sólo me dejo una camiseta ajustada; viéndome en el espejo se podía apreciar mis senos en desarrollo, sus curvas, cómo su forma conoidal le dan la forma sobre mi pecho y más notorio es la sombra que éstos crean, no podían pasarse desaparecidos. Incluso me pongo un pants de deporte que me queda apretado para mostrarle cómo va mi cadera y nalgas.

Al verme en el espejo con esta ropa, si no mostrara mi rostro pudiera decir que mi cuerpo era la de una mujer con un aspecto algo tosco. Al verme con esta cadera aún en desarrollo y senos pequeños, me pega la realización de que mi negación ha sido tan fuerte que ni me he percatado de cómo me veo realmente sin ninguno de mis trucos. Como me la paso con la ropa floja y con camisas de compresión durante el día no me doy cuenta de esto y cuando llega la noche trato de pensar en otras cosas mientras mi cuerpo está al descubierto, tratando de evitar sentir sus dimensiones, hasta empecé a tomar pastillas para dormir que me recetó el doctor porque no alcanzaba reconciliar mi sueño al pensar en todo lo que pasaba.

Pienso en toda la energía que le estoy invirtiendo a esta negación y lo que me está costando realmente hacerlo. ¿A qué me estoy aferrando?, por una parte pienso que todo esto realmente es en vano porque por una parte sé que sólo es cuestión de tiempo cuando mi cuerpo me exigirá lo que estoy evitando… aceptarme. Pero no quiero eso aún, quiero al menos tener ese control de saber cuándo rendirme.

-¡Ya llegué!-, el mensaje de mi amiga me sacó de esta línea de pensamientos que seguramente me llevaría a preguntas más profundas, sin que ella lo sepa aún, ya me está ayudando.

Aunque mi corazón ya empezó a latir rápidamente.

Corrí al espejo de mi baño para asegurar que mi vestimenta no delatara tanto mi figura, pretendía sorprenderla con mi noticia; con el sueter puesto, se medio apreciaba las curvas de mis senos pero dudo que se ande fijando en eso.

Abro la puerta.

-¡Hola!-, en cuanto abro la puerta, lo primero que vi fue su gran sonrisa que siempre logra sacarme una sonrisa, me daba gusto verla.

Se acerca para darme el acostumbrado abrazo cada vez que nos vemos, por un segundo temí el contacto, en cuanto sentí sus senos sobre los míos fue… extrañamente placentero. Olvidaba que seguía sensible esa área, ella no notó algo extraño, lo bueno.

-¿Pasa algo?-.

-Tengo algo qué decirte pero no sé cómo decirlo-, cambié el tono del ambiente y vi como su expresión cambió.

-¿Qué pasa?, ¿sucede algo?-, no tenía sospechas de lo que pasaba.

-Es un poco difícil de explicar pero intentaré hacerlo-, le señalé para sentarnos en la sala, -Hace poco me diagnosticaron una condición genética media extraña que altera mis hormonas-.

-Alterando, ¿cómo?-, me dijo confundida.

-Está alterando mi cuerpo haciendo que cambie de manera no esperada, no deseada-, le contesté, tratando de sutilmente llegar a lo que quiero decir.

-¿Cáncer?-, exclamó. Dándome un pequeño alivio poder descartar esa posibilidad.

-Eh… no, aunque al principio pensé que lo era-, me puse a buscar la mejor manera de decirle tal cual, echándome para atrás con la idea de simplemente quitarme la camisa.

Vi que estaba preparada para hacerme otra pregunta, entonces fue cuando le dije de inmediato.

-¡Me estoy volviendo mujer!-, finalmente le dije, se lo conté a alguien, sentí cómo un gran peso se me había quitado de encima.

-¿Qué?, ¿cómo?-.

-Supuestamente, hubo una mutación que parece que desencadenó todo esto-, trataba da encontrar las palabras mientras mi amiga seguía con cara de confundida, -Esa mutación hizo que mi cromosoma Y se alterara para hacerse X en casi todas mis células y todo lo que conlleva-, me estoy animando para seguir con mi plan de quitarme el sueter.

-Pero ¿cómo puede eso pasar…-

-Tengo senos-, la interrumpí. Me quito el sueter para mostrarle cómo la camisa ahora abrazaba mis curvas, la manera en que lo hice provocó que la tela levantara un poco mis senos, dejándolos caer, no era mucho el movimiento pero fue muy notorio en alguien que no esperas que los tenga , ella se quedó atónita fijando su vista en ellos.

-¡No manches!, ¿son de verdad?-.

-Sí, tengo algo de tiempo que empezaron a crecer, aunque están creciendo más rápido de lo que esperaría pero eso no es todo-, me levanté la camisa para mostrarle cómo mis caderas habían aumentado de tamaño y me puse de pie para mostrarle un cuerpo cada vez más femenino.

-¡Wow!, pensé que habías subido de peso porque te noto más nalgón-, vi su mirada cómo buscaba lo diferente en mi, quedándose quieta para saber cómo hacer la próxima pregunta, -Y… tu…- , vi que batalló en preguntarme lo obvio.

-Ya tengo… labios-, creo que mi amiga entendió a qué me refería.

-¡No puede ser!, alguna vez leí algo parecido pero jamás pensé que conociera a alguien con eso, ¡ni mucho menos a ti!-, no me extraña que haya leído algo así, siempre tuvo una fascinación con condiciones médicas raras, en algo nos parecemos.

-Con razón te he notado diferente-, la idea de ocultar mis cambios no era tan obvio para alguien que me conoce bien, pero al menos no sabía de qué se trataba.

-¿Notabas que me veía diferente?, le pregunté para saber si todo lo que hacía para esconder pudiera haber sido en vano, es obvio que gente que me conoce se daría cuenta.

-Y hasta pensé que te estabas dando esas dietas raras y seguro como sigues haciendo ejercicio pues te veo más flaco, hasta que iba a regañar-, me confesó, -Con razón andabas con ropa floja pero yo lo noto porque te conozco desde hace mucho-, al menos tengo un alivio. -¿Y… qué vas a hacer?-, me hizo la pregunta del millón.

-Pues, mi plan es ocultar mis cambios-, fui a mi cuarto y me puse la camisa de compresión mostrando cómo se me ve puesta junto con la camisa, -Pero no pensé que me fuera a desarrollar tanto, me he vuelto más caderón y estos senos están creciendo más de lo que pensé y cubrirlos se me está haciendo cada vez más difícil-, me volví a sentar, -planeo esperar a que todo deje de crecer y después hacer alguna cirugía, no me quiero quedar así, no quiero este cuerpo, no quiero estos senos-.

-¿Cómo cirugía?, ¿quieres quitártelos?-.

-Sí pero me dijeron los doctores que lo mejor que puedo hacer es esperar a que terminen mis cambios, esperar un tiempo así y después ver qué se puede hacer-.

-O sea, no puedes hacer mucho- Me dijo, al entender en el conflicto que estoy.

-No y como van las cosas, no podré estar ocultando esto por mucho tiempo.-, le dije al voltear a ver mis senos, -Si sigo desarrollándome más, ya no voy a poder esconderlo y…-, traté de animarme en decir lo siguiente.

-Tendrás que aceptar lo que no quieres-, ella lo dijo primero.

-Sí pero no quiero… los doctores me han estado ayudando pero también me han dicho que tengo que aceptar lo que últimamente seré. Aunque no quiero sé que tendré este cuerpo por un buen tiempo-.

-Entiendo, no sé que decirte-. Se quedó callada.

-No hay mucho qué decir, te quise decir porque por una parte quiero contarle todas esto a alguien en quien pueda confiar, poder preguntarle a alguien si ciertos atuendos hacen ver obvio mis cambios o si en el caso de que mi cuerpo siga desarrollándose más, voy a ocupar ayuda para aceptar a vivir así… como mujer.-

-No es difícil, yo soy mujer y soy feliz así-. Con tono alegre cambió el momento tenso en el que estábamos.

-Últimamente he estado sintiendo cómo las hormonas me hacen ver las cosas diferentes y esa idea, de ser mujer, a veces no suena tan mal-, en cuanto me escuché decir eso me llené de temor nuevamente, malditas hormonas.

-Gracias por decirme eso, yo te apoyaré en lo que sea. ¡Para eso son los amigos!-.

-Bueno, ahora que sabe alguien más estaré un poco más tranquilo-, sabía que podía confiar en ella.

-No hay de qué… aparte, no te ves tan mal como mujer-, sonrió al decirme y yo al darle una expresión de terror, -¡bromeo!-.

Sé que hay algo de verdad en lo que dijo, con la ropa adecuada puedo seguir pareciendo hombre pero en cuanto me pongo ropa mas ajustada, mis curvas me delatan dándome la apariencia femenina que trato de esconder, como mis facciones nunca fueron toscas pude mantener más discreto los cambios.

-Bueno, después de todo este momento de tensión, ¿qué te parece si salimos un rato?, quiero distraerme un poco-.

-Sí, ¡vamos!-.

Saliendo con mi amiga

Voy a mi cuarto para buscar qué ponerme, creo que perdí un poco la cabeza por acceder a tal idea pero tengo que pensar también en distraerme y poder apoyarme en alguien, se me hace muy pesado que sólo mis doctores sepan de mi secreto y como aún no le quiero decir a mi familia pero sé que les tendré que decir para evitar un escenario nada probable de que me vean en la calle y crean que mi papá le fue infiel a mi mamá porque van a ver la versión femenina de su hijo, lo bueno es que estoy en una ciudad donde no tengo familiares. Entonces me parece lo mejor estar confiándole este secreto a mi amiga.

Pero ocupo distraerme, tengo varios meses concentrándome en ignorar todo esto que ya he perdido varias oportunidades para en realidad divertirme, para salir y hablar de otras cosas.

Me pongo un atuendo que me da algo de seguridad, me acomodo lo más que puedo mis prendas para mejor esconder mis curvas, agarro mis cosas y me voy.

‘Listo, tengo ganas de un café, ¿vamos?’.

‘Si, me parece’.

Empezamos a caminar hacia el estacionamiento, creo que es la primera vez que alguien me acompaña después de que todo esto empezó. Al empezar a bajar las escaleras, ella nota cómo trato de bajar cada paso como si tuviera algún dolor de espalda.

-No hace falta mover tu espalda tanto, simplemente baja con calma, arqueándote atraerás más la atención-.

No lo había pensado de esa manera, y según yo eso minimizaba mis rebotes, ¿qué mas estaré haciendo mal?.

Mi martirio se acabó al terminar de bajar todas las escaleras para finalmente llegar al carro. Nos subimos y arrancamos camino a un café que me gusta ir que está justo cerca del parque, anteriormente me gustaba ir ahí y luego deleitarme caminando y tomando mi café, por hoy quería volver a sentir eso.

Tratamos de no tocar el tema de lo que me está pasando hasta que llegamos al estacionamiento del café, había una tensión entre nosotros por querer tocar el tema pero me reusaba a querer hacerlo y supongo que mi amiga no me preguntaba por respeto.

Al entregarnos nuestras bebidas, nos dirigimos hacia el parque, por cada paso que daba sentía una necesidad por finalmente romper el hielo y abarcar el tema de la manera que últimamente he sentido.

-Tengo miedo-, finalmente le dije, tratando de poner en palabras esta incertidumbre que tengo tiempo sintiendo.

Últimamente me he dado cuenta que tengo miedo de muchas cosas, según me considero una persona muy segura de si mismo pero todo esto me ha puesto bastante descontrolado, antes tenía planes para todo pero estos cambios han hecho esos planes obsoletos, al menos ya no me tendré que preocupar de hacerme exámenes de próstata.

Cuando siento que finalmente puedo tener algo de seguridad, hay algo nuevo que noto o una nueva curva que me hace formular nuevamente esta seguridad que quiero tener.

Mejor voy a tener que dejar de ser seguro de mi mismo porque parece que va ligado, estas hormonas femeninas se alimentan de mi seguridad.

-¿De que tienes miedo?-, me pregunta.

Pienso un poco en pensar en una respuesta, tengo tiempo pensando que tengo miedo sin realmente explicar porqué, lo bueno de haberle dicho a mi amiga… me está ayudando a contestar preguntas difíciles.

-De estos-, me apunto hacia mis senos, -¿qué es lo primero que vez en una mujer?-.

-Su rostro-, añade.

-Bueno, piensa como hombre, ¿qué es lo primero que notas?-.

-Pues, aunque no lo creas a mi me parecen atractivas las mujeres, entonces yo me fijo en sus curvas, sus nalgas-.

-Bueno, por ahí no va la cosa, yo me fijo primero en sus senos-, sin querer voltee a ver sus senos, ya que mas da.

-¡Hombres!-.

-No por tanto tiempo-, le dije tratando de sonar chistoso. -Bueno, a lo que quiero llegar es hacer notar el gran peso que tienen estos senos sobre mi, sobre todo esto. Para mi, estos representan todo aquello que no quiero ser, lo que no quiero tener, antes de pensar en lo que ya no tengo entre mis piernas o en cómo estoy subiendo de peso en partes específicas de mi cuerpo, pienso en estos senos-.

-Entiendo, aunque ser mujer no sólo es tener senos, es tener una fuerte sensación de identidad, aceptar tu cuerpo conforme se adapta y cambia durante el tiempo y ser segura ante todo. Es difícil de explicar pero así creo que pudiera ser.

-No sé porqué le estoy dando toda la importancia a estos senos pero lo hago, pudiera escribir todo un libro sobre cómo me hacen sentir estos y creo que no sería suficiente-.

-Creo que te entiendo, cuando no quieres algo y por lo mas que desees que no fuera así seguirá, se estará desenvolviendo más en tu contra-, pocas veces he notado a mi amiga se quede sin una sonrisa ni nada optimista qué decir, -si tus doctores ya te dijeron sus opiniones y pronósticos, ¿porqué no mejor intentas aceptándolo?-.

-¡Porque no quiero!-.

Se quedó callada un momento, le dije con una desesperación al haber elevado mi voz, cosa que casi no hago pero tiene razón y ella sabe que la tiene.

-Lo siento, no quiero esto y tanto reusarme a la idea me encierra más en la posibilidad de verlo de otra manera-, le dije.

Nos quedamos callados otro momento, no es una cuestión de aceptarlo o no, sé que será cuestión de cuándo lo iba a hacer.

Creo que el tema ya quedó cerrado, ambos lo sabíamos.

Seguimos caminando cuando de lejos me pareció ver una silueta conocida, ¿será?, al acercarme con cuidado para evitar ser reconocido, pude verificar que definitivamente era mi compañera de trabajo pero pareciera que no iba sola, como que esperaba a alguien.

Seguramente por fin le conoceré a su pareja, nunca supe si estaba casada, es un detalle que nunca pude averiguar, esa muy reservada. Un detalle que también me atrae ella, como un misterio más por resolver.

Vi que se le acercó una muchacha, alguna amiga quizás. Hasta que vi que le dio un abrazo junto con un beso.

¡Qué!, de todas las posibilidades, de todas las variables, de todo lo que pudiera ser ella jamás me hubiera imaginado que mi compañera de trabajo tuviera esas preferencias.

-¿Ella es tu compañera?-, me preguntó mi amiga.

-Sí, siempre me ha atraído, siempre se viste muy bien-.

-Pues, si yo tuviera esas preferencias también le daba, se ve que tiene bonita sonrisa-. Se burló.

Me quedé viendo cómo mi compañera empezó a caminar con su pareja agarrándose de las manos, por este momento imaginé mi cuerpo completamente convertido en mujer y deleitándome acercándome a ella, si ella tiene esas preferencias, a lo mejor yo pudiera tener una oportunidad.

-Oye, lo bueno de todo eso que te está pasando es que igual y así ya le interesarías-.

La voltee a ver con mirada de desprecio, si no fuéramos amigos por todo este tiempo me hubiera ofendido pero sé que está bromeando… nuestra convivencia también se trata de bromas pesadas.

-No me parece gracioso pero te la acepto, está buena tu observación-, no quise aceptar que me sacó una sonrisa su comentario, aunque ella sabía que lo hizo.

Entonces, ¿estas últimas veces que he convivido con mi compañera ha sido interés genuino por saber cómo estoy?, eso es sorpresa y yo emocionándome que pudiera ser otra cosa.

Pero, me deja pensando este descubrimiento, por una parte me deja un poco inquieto por saber cómo tomar la convivencia con mi compañera y cómo lo pueda tomar ella si es que le digo de mi secreto algún día. Y por otra parte me da la realización que no debería cerrarme tanto a la posibilidad de que demás personas me puedan apoyar durante este proceso… no sé.

O quizás me inquieta la imagen que tengo de que yo pudiera ser esa persona que ella abraza y besa, ¿porqué tengo que terminar todo con imágenes íntimas?.

El resto de la tarde la dediqué a hablar de otras cuestiones y otros temas, tengo mucho tiempo sin poder hablar con alguien de lo que sea, aprovecharé todo este día para hablar de todo y de nada hasta que me canse.

Cambiando prendas

El día siguiente, sintiéndome bien de la visita de mi amiga, me desperté un poco más animado. Reestructuré un poco mis expectativas de todo este proceso y me preparé para empezar mi día. Tengo que ir a hacer unos ajustes donde estaban los servidores principales de donde trabajo, debido a que siento que mis cambios se están volviendo cada vez más aparentes, ahora ya hago parte de mi trabajo desde casa e ir a la oficina cuando se ocupe o haya alguna junta. Como este cambio ocupaba de mi presencia entonces no tengo de otra que asistir a mi trabajo y verificar que todo esté bien aparte cualquier distracción es buena.

Me baño, lavo los dientes y preparo mi ropa para el día, lo mejor que pueda hacer para ir escondiendo lo más que pueda. Saco un pantalón de mezclilla obscuro, camisa y un sueter para aprovechar el clima fresco al igual que los vendajes y la camisa de compresión. Estos últimos días mi región pélvica ha estado muy sensible por lo cual tendré que usar calzones más flojos, espero que eso me ayude a tolerar esta sensación.

Después de hacer todos los rituales para alistarme y salir de mi departamento, al estar bajando por las escaleras para llegar al estacionamiento, el movimiento de los pantalones junto con los calzones ya me estaban provocando una sensación que no había sentido antes, me incomodaba la fricción que la tela estaba ocasionando a mis nuevos labios y debido a que los calzones me quedaban cada vez más justos gracias al tamaño de mi cadera y nalgas hasta sentía cómo se metía entre ellos, por cada paso que ahora daba incrementaba una sensación incómoda, volteaba a mi alrededor para ver si había alguien para aprovechar a acomodarme el calzón y tratar de sacar lo que sentía entre los labios, recuerdo cómo antes era incómodo tener una erección y caminar por la calle pero esta sensación es mucho más incómoda ya que por cada paso que daba se incrementaba cada vez más esta sensación incómoda.

Pero esta vez no lo lograba, por lo más que trataba de acomodarlo a los pocos pasos regresaba esa sensación incómoda. Por lo más raro que esto sonaba, ahora tendré que dejar de usar este tipo calzones. No había considerado que hasta éstos representarían una molestia para mi, me han fallado también. Regreso a mi departamento para usar mejor boxers.

Al estar llegando al piso de mi departamento, veo pasar una vecina que tenía tiempo sin ver desde que empecé a notar mis cambios, temiendo que me diga algo, trato de no voltear a verla pero veo que ella sólo sonrió al cruzar nuestra mirada ni dijo algo cuando pasó alado de mi, ¿será que ya no me reconoció?, ¿ya tan diferente me veo?, ¿o quizás mi cara incómoda hizo que no quiera entablar una conversación?… no sé qué sea la razón, según yo aún tengo alguna semejanza a mi antiguo yo y ando cuidándome para pertenecer lo más que pueda con mi atuendo… pero no sé qué puede implicar que no me habló.

Pero no hay mucho tiempo para pensar en eso, ocupo quitarme este calzón que ya me molestaba para seguir con mi día. Entro a mi departamento, me quito mi pantalón y seguido por mi calzón… libertad al fin.

Al caminar hacia mi ropero, doy un vistazo en el espejo para ver si había alguna irritación o algo diferente que haya provocado tanta fricción. Mi micropene cada vez era más chico pero mi atención ya se centraba en mis labios que ya se asemejaban completamente a los de una vulva.

La vista me recordó de aquella vez que me acosté con una chica que para mi sorpresa tenía un clítoris bastante largo, aquella vista fue lo suficiente para quitarme los ánimos para tener sexo con ella, ahora que ando viendo cómo mi micropene ahora está entre estos labios, me pongo a pensar si a lo mejor aquella chica me puso alguna maldición y es lo que me está provocando todo esto.

Bueno, no está tan disparada mi idea, pero al seguir viéndome mi curiosidad me ganó al explorar un poco su desarrollo y, para mi sorpresa, me dio una extraña sensación placentera al estar tocándome. Temiendo lo que esto implicaba mejor regreso a lo regresé a la casa.

Alcanzo al cajón donde tenía mi ropa interior buscando algún boxer. Como no soy fan de ellos sólo tengo uno o dos pero algo me dice que voy a tener que darme la idea de que tendré que comprar algo más anatómico… no, mejor no. Agarro el boxer y me lo pongo, nada de ideas locas por este momento.

Esperando a que esto haya solucionado este reciente inconveniente, me dispongo a seguir con mi día.

Aunque la molestia era menor, era suficiente para estar inquieto de la posibilidad de que tengo que comprarme unos calzones para intentar estar más cómodo. Después de manejar los 20 minutos a mi destino laboral e instalarme, durante este tiempo trabajando estaba debatiendo mejor ir a una tienda y comprarme unos. Si no fuera porque estoy un poco incómodo creo que entraría más en pánico pensar en lo que voy a hacer.

Las actividades que ando haciendo constan de tener que ir a un servidor, ver sus ajustes y caminar a otro para ver cómo reacciona, como ando levantándome y caminando, no sé porqué la posición de boxer y sus costuras me están provocando tanta molestia en mis labios, no encuentro una posición para estar cómodo, se está volviendo más aparente los roses y las molestias. Por cada momento que pasaba y por cada paso que hago tengo que estirar mi pantalón y ajustar mi boxer, no me puedo quitar de la cabeza la idea de que tengo que comprar una prenda más adecuada, creo que será lo mejor.

Al pasar un par de horas decidiendo lo inevitable, ya era mucho estar incómodo entre roces, fricción y acomodos que mejor será tomar mi hora de comida y mejor ir a comprar una prenda más justa.

Al ir bajando por el elevador hacia mi carro, empecé a pensar en la posibilidad de que sería mejor comprar algo más apropiado para mi situación, algo como un calzón femenino…

Mejor no.

La compra

Tratando de pensar de manera racional, lo mejor sería comprar algo que no sea suelto como un boxer ni algo justo y grueso como un calzón que incomoda a tal punto que me lo tenga que quitar. Pero lo único que se me ocurre son aquellos calzones tipo tanga o bikini, se me está cerrando un poco la cabeza pero lo mejor será pedirle ayuda a mi amiga para despejarme.

Le marco a Aracely.

-Hola, amiga. Ocupo de tu ayuda, estoy afuera de la tienda, ocupo comprarme calzones pero no quiero ninguno sensual ni femenino, ¿qué me recomiendas para mi?-.

-¡Hola!, nunca has comprado calzones de mujer?.-

-Obvio sí, pero los que llegué a comprar eran para mis novias, pero yo no quiero calzones sensuales, solo quiero que estar cómodo.-

-Bueno, como no quieres nada femenino, te recomiendo comprar los tipo brief, son los mas parecidos a los de hombre y seguro se te verán bien, sólo asegúrate que sean de algodón-.

Busco rápido en internet para ver cómo se son. Al ver cómo es su corte y darme cuenta que son muy parecidos a excepción del corte en la pierna, tendrán que ser.

-Y la medida?, si soy M, aquí veo que son de número-.

-Espera, deja ver. Compra 8, a lo mejor 10. De lo que me acuerdo a cómo te veías la última vez que nos vimos le apuesto a que eres 10-.

-Gracias, amiga, ahí te cuento cómo me fue-.

-Mejor cómprate unos panties bonitos, tipo hipsters, tienes una bonita figura-.

-No me estás ayudando!-.

-Estoy jugando-.

-Lo sé y te lo agradezco-.

Con esta información y ya decidido, salgo del carro y me dirijo nerviosamente a la tienda. Por cada paso que doy se incrementa de poco a poco mis ansias al estar acercándome a la sección de ropa de mujer, no hay de otra… ocupo estar cómodo. Es extraña la sensación que empiezo a sentir al estar caminando por esos pasillo en la tienda, dentro de todos mis trucos de vestimenta, cambios de postura y excusas que doy para disimular mis cambios, no me esperaba que estuviera caminando por este pasillo. Ya no soy el hombre que antes era, ¿un hombre tendría su pecho vendado para tratar de ocultar sus senos?, ¿tendría que usar pantalón flojo con un sueter o camisa larga para ocultar sus caderas y nalgas?, ¿estaría caminando hacia la sección de ropa íntima de mujer porque los calzones de hombre no van de acuerdo a su nueva anatomía?.

Al llegar, me puse a ver toda la ropa con un ojo diferente. Aunque ropa es ropa, siento como que su propósito es diferente, veo cómo su diseño es para abrazar y resaltar las curvas del cuerpo femenino. Veo cómo sus materiales y cortes son diferentes a lo que estoy acostumbrado de ropa tosca y suelta. Para mi, esto es un mundo nuevo que no me gustaría experimentar aunque mi cuerpo me diga que no hay de otra.

Al pasar por los sostenes, me quedo pensando cuándo será el momento que también tenga que usarlos, estas vendas me ayudan a disimular aunque me están incomodando pero, ¿qué haré cuando ya no las pueda usar?, cuando mi propia anatomía me lo pida, ¿tendré que siempre usarlos?, ¿qué haré si siguen creciendo?. Me inquieta tener que hacerme estas preguntas pero también tengo que prepararme para esa posibilidad.

A lo que vengo, busco los calzones.

Al llegar veo una gran selección de colores, estilos y tamaños sobre los anaqueles, aunque mi curiosidad me daba ideas para ver cómo me viera con todos esos tipos, me dedico a buscar la recomendación de mi amiga. Sintiendo como si todos los ojos volteaban a verme, ¿cómo un hombre estaría agarrando ropa femenina?, aunque en realidad todos estaban en lo suyo y ni había otros clientes cerca de mi, busco la marca que tengo en mente junto con la medida, agarro un paquete y me voy.

Con los roses volviéndose cada vez más molestos, me dirijo hacia las cajas para comprar mis primeras prendas femeninas. Debí de haber agarrado otro artículo para disimular porque siento como si los demás compradores voltean a verme y luego ven lo que tengo en mi mano y asumirán que son para mi, porque lo que ven es una mujer comprando ropa para ella. Sé que nadie lo notaría ni se fijarían en lo que traigo pero así me siento… expuesto.

Bendita la persona que inventó los registros automáticos así no tengo que pasar por un empleado de la tienda, hago la compra para finalizar esta tortura y poder regresar a mi carro.

Finalmente salgo de la tienda.

Durante el camino hacia mi carro, no sé si era por toda la adrenalina que pasé al comprar mi primer par de calzoncillos pero sentía tantas ansias por regresar al carro que empiezo a descuidar mis pasos y temo que a lo mejor alguien empezará a notar mi secreto, trato de mantenerme la calma para evitar ser tan torpe y trato de esconder mi paquete de calzoncillos lo más que pueda pensando en mi próxima movida. Al entrar a mi carro doy un profundo suspiro sintiéndome a salvo y haber pasado por todo ese momento ansioso por comprar unos simples calzoncillos, posiblemente gente asoció yo estando en la sección de ropa íntima porque soy una mujer, pero no puedo brincar a esa conclusión simplemente suponiendo.

Sintiéndome medio orgulloso por pasar por todo esto, le tomo una foto al paquete y se lo mando a mi amiga.

-¡Pude!-, hay que reconocer éxito donde se pueda, para mi esto fue algo muy difícil de hacer.

-¡Qué bueno!, espero que ya con esto estés más cómodo, de hecho esa marca se siente bien-.

-Gracias, me siento un poco más tranquilo teniéndote de apoyo-.

-Cuando gustes, aquí estaré-.

Ya tranquilo, enciendo el carro y me voy.

Manejo hacia la oficina pero antes de salir del carro, abro el paquete y saco uno colocándolo dentro del bolsillo de mi pantalón. Entro con calma al edificio y lo primero que hago es meterme al baño para ya empezar a usarlo. Al quitarme mi pantalón y mis boxers, sentí un gran alivio al ya no tener esa molesta prenda y al sacar el calzoncillo, lo observé por un segundo al contemplar su significado.

¿Qué significado pudiera ser?, ¿estoy dejando a un lado mi terquedad a un lado con tal de sentirme mejor?, ¿el aceptar esta prenda femenina me abrirá camino a querer aceptar otros?. Obvio no, me detengo al llegar a un argumento que no tiene sentido. Sin querer contemplarlo más me dispongo a ponérmelo.

Su sensación fue placentera, podía sentir cómo abrazaba mis nalgas y caderas de manera que ninguno de mis calzones lo hacía, me dio gusto sentir que éste no me ocasionó la molestia que mis otros calzones hacían, al ponerme el pantalón y caminar un poco, sentí alivio que no sentía esa fricción entre mis labios y mi micropene. ¿Porqué no compré calzones de mujer antes?.

¡Ah!, ya recuerdo porqué.

Me aseguré que todo se veía bien en el espejo del baño y salí para terminar mi pendiente.

Altas y bajas

Una semana después, en la mañana hice mi típica rutina de aseo y seguido de la otra para medirme. Me empecé a preocupar al ver mis senos ya que los notaba más grandes de lo que esperaba, agarré la cinta métrica y pude ver que ya estaban más de copa A, hasta ya parece que son B.

Otra vez, el ciclo de pasar día de crecimiento con otros de que no veía cambios seguía su curso, como que si mi cuerpo estuviera jugando conmigo que cuando sentía que ya me sentía cómodo era cuando volvía a cambiar.

Creyendo que esos serían sus tamaños, estaba equivocado.

Volví a acomodarme la cinta para ver si me lo había puesto mal pero no, la medida seguía siendo la misma. Me pongo mis vendas, camisa de compresión, camisa y sueter. Ahora siguen los pantalones.

Al estar poniéndomelos, para el colmo, ahora los notaba más apretados de las piernas, pareciera que ya veo una diferencia en el almacenamiento de grasa en mis muslos y glúteos. Lo malo es que no tengo cómo comparar ya que tengo tiempo sin medirme los muslos. De todos los cambios que he estado documentando, éstos son aquellos que había olvidado estar anotando… Me estoy distrayendo mucho.

Ya con mi atuendo para tratar de disimular lo más que pueda, ya puedo salir a comprar algo de comer y así no estar encerrado en mi departamento. Ni modo, no puedo afligirme por esto y tengo que seguir adelante.

Al estar manejando, ya sentía muy incómodo las vendas, anteriormente me llegaban ratos que me incomodaban pero buscaba una postura o acomodaba las vendas o la camisa de manera diferente y lograba disminuir su molestia. Esta vez ya no podía hacerlo y empecé a entrar en pánico ya que no estaba en un lugar seguro para quitarme la camisa y las vendas, no me había preparado para estar en este tipo de situación ni saber cómo remediarlo, no me puedo detener y hacer algo dentro del carro ya que ocupo más espacio para maniobrar.

Pensando rápidamente qué hacer y cómo hacer para quitarme esto que ya sentía que me estaba asfixiando por lo incómodo que me sentía, decidí parar en un café que estaba cerca que sabía que tenía baños individuales, la idea es entrar y quitarme estas vendas. Al llegar, sin pensar mucho en los demás, me dirigí al baño de manera calmada para verme lo más natural a un cliente que va a comprar un café, entré en un poco de tribulación al ver la entrada al baño de mujeres y pensar que eventualmente tendría que usar esos al paso que voy.

Ya estando dentro del baño de hombres, pude de manera calmada quitarme el sueter y camisa, seguido por la de compresión y por último las vendas, sentí un gran alivio al ya no tenerlas presionando mi cuerpo y por fin darme un tiempo para relajarme después de estos momentos de presión.

Después de un minuto o dos, veo en el espejo mi pecho desnudo, hay algo diferente al verme en un espejo que no es el de mi casa. En éste no veo un hombre que está haciendo lo que se puede por mantener su imagen, su identidad. Lo que veo en este espejo es una mujer que sigue ignorando lo que realmente es… una mujer.

En este espejo, me veo como lo que realmente soy. En este espejo no están los trucos o mis trampas que tengo en mi casa, no están aquí para ayudarme… es mi realidad.

Al ver mis senos no sé si ya estoy perdiendo el miedo a tenerlos o será que me estoy dando cuenta que me estoy enfadando por todo lo que tengo que hacer para esconderlos. Agarro mi ropa y me la pongo nuevamente, al verme nuevamente en el espejo noto cómo mis curvas estaban más acentuadas de lo que creí, el marco de mi pecho es cada vez más chico y eso hace que mis senos se vean más grandes, ¿en serio no he notado todo esto antes?.

Me siento atrapado con este golpe de realidad y en la posición en la que estoy, no quiero salir de este baño sabiendo que entré creyendo que me sigo viendo como hombre y saldré con un paso más cerca para aceptar mi cuerpo de mujer. Pero tengo que salir de aquí y seguramente nadie lo note o le importe si salgo así… pero tengo que dejar ese pensamiento a un lado para sentirme seguro.

Doy un profundo y tranquilo respiro, tiro las vendas a la basura, me acomodo la ropa y me veo en el espejo nuevamente, ahora quiero dejar a un lado lo que creí de cómo me veo y tomo en cuenta este golpe de realidad para verme de manera más objetiva.

Otro profundo respiro.

Con la ropa un poco grande, con mis curvas y mis facciones, me da la impresión que parezco más a una mujer que sólo no se quiere arreglar que a un hombre en negación. Lo mejor será preguntarle a mi amiga qué opina. Me tomo una foto con alguna pose neutral y esperar respuesta.

-Hola, ocupo saber si parezco hombre o mujer con este atuendo-.

-Honestamente, me recuerdas cuando no quiero que se noten mis senos, pero me gusta tu estilo, ¡te ves bien!-.

Al menos tengo un poco de estilo pero sabía que me diría algo así. Sólo ocupaba asegurarme.

-Estoy bien-, me lo digo en voz alta.

Salgo del baño, y justo como lo pensaba, todo mundo está en lo suyo. Camino hacia la salida y luego hacia mi carro, puedo percibir una que otra mirada pero supongo que son esas aleatorias que se hacen cuando ves a alguien pasar. Al entrar a mi carro, entro en consciencia que ya se está volviendo cada vez más difícil seguir este ritmo, ahora tengo que buscar otra manera para poder esconder estos senos para poder salir a la calle, no me gustaría recluirme en mi apartamento para caer en la desesperación sin saber qué hacer… ¿pero qué más puedo hacer?.

En esta ocasión, me dejé ganar por este cuerpo.

Al seguir sintiéndome vencido, escuché una notificación en mi teléfono.

-Hola, este es un recordatorio de tu cita próxima con tu doctor, ¡te esperamos!-.

Había olvidado la cita de seguimiento que tengo, lo mejor será atender y de ahí pensar en mi próxima movida.

Salud, primero que todo

Más tarde llego a la revisión con mi doctor y evaluar cómo van formándose mi vagina y senos, para esto tengo que ir a que me hagan una resonancia para poder ver a detalle que los órganos femeninos se estén desarrollando bien y también para aprovechar cómo se van disminuyendo los masculinos, si es que todavía los tengo.

Esta vez opté por ir mejor en la tarde a la clínica, así hay menos gente y evito miradas que me hacen sentir incómodo y también aprovecho a ver a mi doctor y un técnico de radiografías en el que confió para poder mantener todo esto en secreto. También aprovecho a que los pacientes y visitantes están más ocupados descansando del día… Menos me harán caso.

Me bajo del carro aún perturbado de mi experiencia en el café pero sólo por esta vez aceptaré mi cuerpo, vestimenta y cómo me siento en ella, de todas maneras mis doctores me dirán cosas que no quiero escuchar.

Llego con la recepcionista y la saludo.

-Hola, tengo una cita a las 6-.

-Claro, ¿cuál es tu nombre?-. Titubeé al escuchar la pregunta, -¡Ah!, disculpa, enseguida te pasamos-.

Me parece extraño que me haya preguntado esta vez, o se estará durmiendo, anda despistada o será que la manera en que ando vestido me veo muy diferente. No lo sé.

-Gracias, señorita-.

Me señala que pase al vestidor y de ahí proceder a los estudios.

No me gusta desvestirme en estas instalaciones, el frío me hace enchinar toda mi piel, incluso mis pezones y vulva. Ahora se me hace irónico cuando me quito mi pantalón para revelar calzoncillos de mujer con lo que ahora es una pubis reformada… femenina, como el secreto revelado.

Pero este secreto ya no es tan obvio ya que lo más difícil para mi es esconder estos senos, no he sentido ni visto que paren de crecer; cada par de semanas los veo y siento más grandes. Mi cadera, aunque también pasó por su transformación y también he pasado por dificultades debido a sus cambios, las últimas veces que las he medido se han mantenido iguales entonces supongo que ya se quedarán así.

Los cambios en mi cadera y glúteos son más fácil de disimular, con un pantalón suelto y chamarras largas que oculten mis nalgas puedo pasar por la calle sin preocuparme de eso y sólo preocuparme de mis senos.

Cada vez que se me presenta un espejo de cuerpo completo, mi curiosidad me gana y volteo a ver cómo estas caderas acentúan mi nueva figura que es complementada por mis senos. No puedo dejar de pensar en cómo mi cuerpo ha estado adoptando una forma más de mujer, con lo único que queda de mi masculinidad es un micro pene entre los labios de mi vulva, tengo que usar mis dedos para separarlos y poder verlo… Es lo único que me queda de mi cuerpo viejo, eso y uno que otro vello que seguro ya no tendré dentro de poco tiempo, esto es lo único que me sigue haciendo luchar a esta realidad.

Pero, a pesar de las inconveniencias de usar ropa que ya no es de acuerdo a mi cuerpo y aún negando lo que ya soy, tengo que hacer estos exámenes para saber algo más importante… si estoy saludable y no hay alguna malformación que pueda poner en riesgo mi vida.

Totalmente desnudo, me pongo mi bata, me acerco a la máquina y esperar que termine para después saber resultados.

Opiniones

Terminando con los estudios, el técnico me avisa que se los mandará directamente a mi doctor para pasar ahora a su consultorio y saber cómo voy.

Las energías que tenía para poder afrontar todo esto se me han acabado, estar presente en este lugar considerando sus implicaciones me han estado drenando de mis ánimos y energías que ya sólo quiero ver a mi doctor, que me diga las noticias que seguro ya sé y poder irme a casa.

Salgo de una oficina para entrar a otra y esperar. Esta vez, mi doctor ya me estaba esperando.

-Hola, ¿cómo te sientes?-.

-Sin tomar en cuenta todo esto que me está pasando, todo estos cambios, el hecho de que tuve una mañana interesante lo cual me hizo llegar así vestido hoy. Pues, he estado muy estresado con todo esto. Pero de salud me siento bien, al menos tengo esas buenas noticias.

-Eso es bueno saberlo, la verdad no tengo palabras que te harán sentirte bien, pero sí te puedo dar palabras de comfort que en cuanto de salud estás bien.

-Al menos tengo mi salud, sí, pero eso no me ayuda a poder sentirme bien conmigo mismo-.

-Tu salud mental también me interesa y me preocupa cómo estás llevando todo esto-.

El doctor agarra el sobre con los estudios y los coloca sobre la pared para poder evaluarlos. Su enfoque principal es sobre mi abdomen para poder ver cómo se desarrollan mis órganos.

-Las buenas noticias es que no veo nada anormal.. bueno, anormal en cuanto a tumores o malformaciones. La relativamente mala es que veo que tu útero, trompas y ovarios va formándose bien, parece que ya no veo ni tu próstata ni tus testículos que había visto en tus estudios pasados.

-Puedo ver algo que considerando la anatomía femenina pudiera decir que es un clítoris algo largo pero sé que es un pene, aunque muy chico-.

-Como te decía, todo va bien, lo más probable es que para tu próxima visita con tu ginecóloga ya hayas hecho una transición completa.

-Sólo puedo dar mi opinión profesional y sugerencias de acuerdo a lo que veo. Me preocupa que quieras llevar un estilo de vida que no va de acuerdo con tu cuerpo, tienes que aceptar lo que estos estudios dicen que es inevitable-.

-No quiero aceptar lo inevitable-.

Me quedé callado un momento pensando en lo que acaba de decir, sé que tiene razón. Volví a pensarlo para finalmente decir algo que no creí decir antes.

-Creo que tienes razón-, le dije con un tono de que estoy por rendirme de esta farsa que he estado llevando todo este tiempo.

-Entiendo que has estado haciendo mucho por ocultarlo pero no eres la misma persona que entró a este consultorio hace tiempo, piensa en dar el siguiente paso, es lo mejor que puedes hacer-.

Con una mirada decidida y segura, se paró de su silla y salió del consultorio para que se me sentara lo que me acaba de decir, me quedé unos minutos pensando en esas últimas palabras, agarro mis cosas y salgo del consultorio… Fue mucho por hoy.

Aquel paso

Una semana después de aquella consulta, sabía que llegó el momento que perdí lo que faltaba de mi masculinidad al ya no ver ni sentir mi micro pene que desde hace tiempo iba disminuyendo de tamaño para darle forma a lo que ya es mi nuevo clítoris.

Ahora, al estar explorándome, ya veo una vagina común y corriente.

Sabía que llegaría el momento de esta realidad y, a pesar de eso, me dispongo a meterme a bañar e ir al trabajo, en seguir con mi rutina, mi promesa de llevar acabo estos cambios hasta el final sigue en pie aunque mi doctor y mi cuerpo me diga lo contrario.

Esta vez me tardé más en salir de bañar, mientras me enjabonaba, me permití esta vez tocar mi cuerpo; ya tenía un cuerpo de mujer, mis caderas, nalgas y muslos tenían las curvas femeninas que ya no había manera de ignorar, incluso puedo sentir grasa alrededor de mi cadera que me parece gracioso, como cuando mis amigas se quejaba que no pueden bajar ese peso. Mis senos parece que siguen en crecimiento y el vello que no se cayó ahora parece traslucido, ya no tenía ni en mi pecho ni nalgas y sólo notaba poco en los brazos y piernas.

Mi marco ya es femenino, pero aún quería luchar para poder ocultar mis senos, este día opté por usar la estrategia de colgarme una bufanda colocándola sobre mi pecho. Entonces, otra vez, intenté usar la camisa de compresión y ropa grande… pero esta vez sin vendas.

Al ir bajando por las escaleras del edificio para ir a mi carro, ya podía sentir el rebote fuerte de mis senos por cada paso que daba. Jamás creí, a pesar de mis esfuerzos de usar mis trucos para esconderlos, sentir semejante sensación. Al voltear a ver mi pecho, podía ver el rebote, traté de buscar el mejor movimiento para evitar tanto pero lo mejor que encontré fue caminar despacio. Si yo lo puedo ver entonces alguien más lo verá y desde ese momento lo supe… llegó el momento de tomar la decisión de tener que decirle al mundo de lo que ya soy, si es que aún no lo saben o no me han querido decir, no sé.

Ya no puedo apretar más mi pecho porque ya me incomoda mis senos y, peor aún, no me deja respirar bien y por lo más compresión que uso ya es notorio las curvas que éstas me dan y aunque encorve mi espalda ya no puedo esconderlas. Mis nalgas y caderas ya son de curvas femeninas y el ponerme pantalón sólo las acentúa más. Mis facciones y mi voz ya delata el tono femenino y, encima de todo, el ponerme todo mi atuendo para esconder mis cambios me hace ver como una mujer que quiere hacerse pasar como hombre, pero con pésimos resultados como lo sentí aquel día del café.

Al darme cuenta de que ya no puedo seguir así y, para dar el golpe de gracia, tengo cita con la ginecóloga para ver mi progreso. Es hora de aceptar lo que inútilmente he estado evadiendo: ya no puedo hacer más que aceptar lo que mi cuerpo me ha estado diciendo desde el principio y que finalmente seré… una mujer. Lo único que me queda es tirar la toalla y aceptar esta realidad. Hablo a mi doctora para confirmar mi cita…

He tirado la toalla.

Leer Parte III.

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