Edit 2021: añadí más historia, arreglé errores de ortografía y redacción con la intención de eventualmente hacer una continuación.
Leer a Parte II.
Parte III
Ante la tormenta
Cuelgo el teléfono al confirmar mi cita, será en la tarde entonces me deja todo el día para esperar y pensar, lo cual pretendo ocuparme mejor en mi trabajo para no estarme torturando.
En ese momento me entra una incertidumbre que no había sentido antes, me llegó la realización de que a lo mejor todo lo que he hecho hasta este momento para ocultar mi secreto ha sido en vano y me pongo a pensar en las personas que he seguido frecuentando y que probablemente sólo me siguen mi juego sin hacerme comentarios de mi apariencia para que no me sienta mal o incómodo más de lo que ya estoy, ya es más que obvio que cambié, ¿Acaso sí lo sabían y optaban por no decirme para que no me desanimara?.
Sé que no soy el mismo que el de hace varios meses pero la esperanza de hacerme pasar como si aún lo fuera es lo último que tengo para poder salir con la idea de que pueda, de alguna manera, volver a ser como antes.
Pero al sentir esta inseguridad, siento como que finalmente derribó esa última esperanza que tengo y ahora me siento vencido… vacío.
Ocupo unos días para aceptar lo que sé que tengo que aceptar, marco a la oficina para decirles que me tomaré unos días ya sin preocuparme de andar fingiendo mi voz, mi jefe me comenta que no hay problema, que me tome mi tiempo.
Claro que él sabía, ni me preguntó por los motivos.
Recuerdo aquel momento que le dije que me gustaría trabajar desde casa, así me evito estar exponiéndome que alguien notara mis cambios que cada vez se volvían más obvios pero no me pidió explicación del motivo porqué. Desde aquel momento debí imaginar que él ya sabía pero no me lo quería decir y seguro sólo me otorgó el permiso para que no hubiera problema conmigo. No hay otra explicación, los demás seguro ya sabían pero no me querían decir, no querían hacerme sentir incómodo, al menos tengo eso para agradecerles si fue así.
Hasta pudiera decir que mis compañeros se volvieron más amigables. Siempre me molestaba, incluso antes de empezar con mis cambios, que solían hacer comentarios machistas o derogatorios pero sanos, según ellos, cuando se trataba del cuerpo de la mujer pero conforme fue pasando el tiempo y mis cambios, dejé de notar que ya no abarcaban esos temas, antes no lo notaba pero ahora que me pongo a analizarlo parece que puede estar relacionado.
Ahora todo tiene un poco más de sentido de sus comportamientos, o todo esto es por esta paranoia. Sea lo que sea, tengo que dejarlo a un lado y enfocarme en poner mi mente en el trabajo para que sea más fácil que llegue la tarde.
Una hora antes de mi cita me alisto para salir de la casa, temiendo escuchar lo que siempre quise evitar escuchar… la verdad, porque de esa manera sabría que era el momento de tener que dar ese paso que no he querido dar. Llego a la clínica para hacerme los estudios que siento que serán los últimos, no hay nada más que saber… soy enteramente una mujer.
La tormenta
No sé si el clima o el atardecer o mis propios nervios me dan una sensación de inminencia pero todo lo notaba particularmente calmado, como si toda la atención y energía se centran a lo que pasará ya dentro, peor porque sé qué pasará.
Llego con la recepcionista que me saluda como lo ha estado haciendo de costumbre, con una sonrisa y me da indicaciones para proceder al cuarto de cambio para quitarme lo que tengo puesto y ponerme una bata.
-Recuerda que no tienes que tener ningún tipo de metal-, me dice, anteriormente me sorprendía estas máquinas pero hoy no tengo ganas de andar maravillándome con esta tecnología.
Sólo con la bata puesta, dejo aún lado todo lo que aquello que me da un poco de seguridad y que me ayudaba a seguir tratando de ocultar mi secreto aunque ahora sé que tendré que dejar todo a un lado.
Sólo con esta bata puesta estoy consciente del cuerpo femenino que ya tengo.
-Ok, trataré de hacer esto lo más rápido posible, ¿ocupas ayuda?-. Me habla el técnico sobre la bocina.
-No, gracias, ya conozco todos estos procedimientos-. Me acuesto sobre la plancha y la máquina me asegura en la posición requerida.
Llega el momento de escuchar los ruidos, notando cómo la máquina se centra sobre mi pubis.
Unos cuantos minutos después del procedimiento, el técnico me comenta que dentro de poco le manda los resultados a mi doctora, que me está esperando.
Me vuelvo a vestir y voy con ella.
Entrando a su consultorio, veo que iba saliendo la recepcionista con mis resultados, anteriormente me hubiera puesto nervioso pero ahora siento calma… sé qué me dirá.
La doctora me recibe con una sonrisa y empieza a analizar los resultados, los verá por primera vez junto conmigo.
-La resonancia muestra que tu vagina y útero se desarrollaron completamente bien, si miras estos otros estudios, lo único que varía es el tamaño ligeramente pero eso es normal entre mujeres. -, me señala mis resultados. -Haz adaptado la anatomía femenina en su totalidad, en cuanto a tus órganos reproductivos todo se ve bien-, me dijo de manera positiva.
Mi pene ya es más que memoria, desde hace una semana dejé de sentir su presencia en su totalidad. Antes podía ver a lo que llamaba mi micropene entre mis labios vaginales que se pudiera confundir con un clítoris muy largo pero ahora es lo que es… una vagina.
Adaptarme a ella fue irónicamente fácil, desde antes de tenerla completamente desarrollada ya tenía que sentarme cada vez que orinaba, lo cual la sensación al principio se me hacía extraña pero me fui acostumbrando, hasta eso que no me pareció del otro mundo la nueva práctica, lo único inconveniente fue su sensibilidad que fue cada vez más pero lo pude enfrentar con la ropa interior adecuada.
-Bueno, es hora de ver tus senos-.
Me quito todo para la revisión, chamarra, camiseta y camisa de compresión. La doctora da una sonrisa forzada, sin decirme que es más que obvio que ya no tiene caso seguir ocultándolos. Al ya tener mi pecho desnudo, dio una mirada sorprendida al empezar a revisarlos, claramente no se ha podido acostumbrar a ver senos en alguien que con una condición genética poco conocida.
-Vamos a revisarte, ver cómo están creciendo-, me dice ya con un tono optimista, tratando de cambiar mi ánimo.
-Están grandes, doctora, no me gustan cómo se ven.- Me digo apenado tratando de evitar la mirada hacia abajo.
-No hay por qué apenarse de lo que eres. Bueno, siéntate aquí para revisarte-, me señaló, con una sonrisa… insistiendo con el optimismo.
-No son tan grandes, mira, los míos son más grandes que los tuyos y los considero chicos-, me dice sonriendo.
-Aparte-, me dice, -sé que ahorita no quieres oírlo pero tienes senos muy bonitos.
Menos mal, pienso. Ya sería doble la desgracia haber tenido senos malformados o feos.
Se acercó para examinarlos.
-No siento anormalidades ni algo que me alarme, no siento fibrosis ni tejido duro-, me comenta alegre que todo se esté desarrollándose bien.
Por cada consulta que tocaba revisión, trataba de ignorar el tacto a mis senos. Cada presión que la doctora me daba podía sentir todo, su piel, su tejido, las glándulas cerca de mis pezones, su peso; no me gustaba y trataba de ignorar todo el procedimiento tratando de hacer algún zumbido o pensar en alguna película, todo lo que sea para evitar saber de esta realidad en la que estaba y ella lo notaba.
Ella sabía que era algo que no me gustaba sentir pero insistía que la salud viene primero antes de nada y era necesario para ver que todo vaya bien considerando un crecimientos de senos tan rápido.
-Todo se está desarrollando tan bien en ti que, considerando un cambio tan agresivo en tu cuerpo, no surgieron complicaciones, conozco pacientes que tuvieron un desarrollo similar y tuvieron problemas después.-, me dijo mientras me examinaba.
-La última vez que te vi eras copa B, ahora parecen ser C, sé que no quieres escuchar esto pero te recomiendo que ya empieces a usar algún tipo de soporte-.
Vaya, hasta pensé que eran más chicos, otra razón más para tirar la toalla.
-Son un reto, por eso no quiero tenerlos-, le digo al verlos dándome cuenta que ya no tiene caso ocultarlos. -Ya no los puedo esconder usando camisas de compresión, lo único que me salva es colocarme bufandas o una chamarra esponjosa, antes las usaba y evitaba ciertas posturas para disimular pero ya no me resulta, ya se nota, aparte me lastima si los aprieto y no me deja respirar, ya probé todo para ocultarlos… quiero una cirugía-.
Lo que más me dificulta con este cuerpo femenino son estos senos. Su tamaño, que yo los considero grandes, son los que delatan todo; si los pudiera esconder en su totalidad pudiera seguir con mi secreto. Aunque sé que ya soy fisiológicamente, anatómicamente una mujer gracias a mi vagina, caderas, piel, facciones, estrógeno que corre por mi cuerpo; aún puedo seguir con mi plan de esconder todo si puedo deshacerme de ellos.
-En tu familia, ¿las mujeres son de copa grande?-.
-Eh… Sí, su mayoría-, le respondí haciendo memoria, temiendo a lo que va con la pregunta.
-Entonces si la mayoría son de copa grande, genéticamente estás predispuesto a tenerlos también, puede que sigan creciendo-, me doy un suspiro, tratando de contemplar lo que me dijo, tiene razón.
-Creo que quiero ver si una cirugía ya es posible en mi caso-, le dije, decidido por hacer algo que tengo tiempo queriéndome hacer.
La doctora me dio otra mirada preocupante y se sentó mientras trataba de buscar palabras para responder mi comentario.
-No sé cómo decírtelo pero no creo que sea buena opción hacer una masectomía en estos momentos-, alcanzó un libro y abrió en la sección de la anatomía de los senos, -Cuando están en crecimiento, lo mejor es esperar a que terminen de desarrollarse, ya no ver crecimiento. Debido al alto contenido de hormonas que circulan en tu cuerpo por todos estos cambios, cortar los conductos que desarrollan los senos a pleno crecimiento puede traer consecuencias negativas-.
Me quedo en silencio con una idea de qué me va a decir.
-Hablo de quistes, tumores, cáncer-, exclamó, -Tan difícil como todo esto suena, mi opinión médica es que, para evitar otro tipo de complicaciones que puedan poner en riesgo tu vida, es permitir que se hayan normalizado tus niveles de hormonas y haya terminado de desarrollar tu cuerpo-.
Cerró el libro y se acercó.
-En otras palabras, lo mejor sería es que aceptes estos cambios y esperarte un tiempo con el cuerpo que ya tienes para ver qué opciones tienes para ver qué se puede revertir o cambiar.-
Quedé en shock, tenía la ligera esperanza que me dijera otras palabras pero no había manera de evitar lo que ya sabía, tendré que aprender a vivir con este nuevo cuerpo… como mujer.
-Te sugiero que busques alguien en quien puedas confiar y te apoye en esta etapa, algún familiar, amistad. No me gustaría que te fueras de mi consultorio sabiendo que no tienes apoyo, yo te puedo ayudar si no tienes con quién-.
-Gracias, doctora. Una amiga sabe de mi condición y me he apoyado en ella durante todo ese proceso-. Se lo digo despreocupado, -Ella es la única que le he dicho, no sé cómo le voy a decir a mi familia que están lejos, créeme que he estado buscando todas la maneras en seguir fingiéndole pero sé que pronto los tendré que ver-.
-Es un comienzo-, me dijo con tono aliviado. -Tienes que seguir adelante con el estilo de vida que decidas, ¡pero decídete ya!-.
-Es lo que estoy tratando, desde la semana pasada cuando visité a mi otro doctor sabía que llegaría este momento de aceptar lo que soy y lo que significa aceptar este cuerpo-.
-Es lo más sensato-, me dijo alegrada, -Puedes empezar con ropa apropiada para ti, no necesariamente femenina. La idea es ir de poco a poco perder el miedo a lo que eres. Conozco muchas jovencitas que les da pena su cuerpo creciendo pero todo es cuestión de aceptarse-, me provocó temor escuchar eso y su implicación pero sé que tiene razón.
-Tienes razón-, le dije. -Desde la mañana sabía que tenía que aceptarme tal cual y mañana le pediré a mi amiga que me ayude a comenzar como lo que ahora soy… una mujer-.
Me tomó mucho decir esa última palabra.
-Es diferente mas no imposible, tienes mi apoyo en cualquier cosa-, me dijo al verla alegrarse realmente por mi por primera vez. Siempre la notaba preocupada, seria, a lo mejor porque sabía que mi propia negación sería en vano o traería alguna consecuencia negativa y ahora que ya decidí aceptarme, ya es tiempo para seguir con el próximo paso, aunque no sé cual sea.
-Muchas gracias, doctora, nos vemos para nuestra próxima cita.
-De nada, cuídate-.
Terminando con ella, retomo mi viejo hábito de esconder lo que más pueda mi cuerpo, aunque tengo que aceptar que esta rutina ya es más que inútil hacerlo, son unas de las cosas que tengo que dejar de hacer para mejor aceptarme, mis senos ya se notan aún usando mis técnicas de vestimenta, ni la bufanda ayuda, pareszco una chica tratando de ser ‘modesta’ y me veía mal al usar pantalones flojos, mi rostro ya no es el mismo desde hace unos meses, ahora es más suave, claro, femenino. ¿Cómo ocultar mi rostro?. Regreso detrás de la cortina para mejor quitarme este compresor y por primera vez tratar de dejar este hábito y mejor me visto con lo necesario y adecuado, termino de arroparme y salgo del consultorio.
Aceptación
Estaba cansado y sólo quería llegar a casa, quería que me tragara la tierra y me escupiera en algún asteroide muy lejano para evitar que me vean así, una mujer que no aceptaba que era mujer. Pero por lo más que quiera excluirme para evitar enfrentar mi nueva realidad, aunque ni tan nueva porque es algo que sabía que vendría pero quería ignorarlo, tenía que pasar algo como lo que me pasó hoy para llegar a la realización en la que estoy, ¿de qué otra manera me forzaría a aceptarme si no toco fondo?.
Camino a casa, voy pensando en todo lo que tendrá que pasar para que finalmente acepte mi destino, tratando de racionalizar todo. No estaba mortificado ni triste… sólo enojado de que no había algo que pudiera hacer al respecto.
Desde que me enteré de mi condición, estaba en total negación de lo que esto significaba. Fui con varios doctores para que alguien me dijera lo que quería escuchar pero todos me dijeron lo mismo… Tendré que aceptar mi cuerpo femenino.
Me repetí esa frase una y otra vez hasta llegar al estacionamiento de mi departamento. Sabía que el salir del carro implicaría empezar mi camino a la aceptación. No podía seguir perdiendo mi tiempo por algo que pasará… entonces, si hay personas que aceptan estar amputados, ciegos, paralizados, con alguna enfermedad crónica. Yo puedo aceptar y poder vivir con algo que no me disminuirá mi calidad de vida… ¿qué más da?, mujeres lo hacen sin problema.
Un último respiro y me bajé del carro.
Al llegar a mi departamento, sentí cómo el peso de la aceptación pasaba por cada fibra de mi cuerpo. Odiaba tener que llegar a aceptarlo. Derrotado, me dirigí hacia el baño y prendí la luz, acercándome al espejo. Por primera vez después de tanto tiempo, me puse a ver lo que implicaba físicamente llevar acabo este acuerdo conmigo mismo al llevar este nuevo estilo de vida.
Me vi en el espejo, por primera vez, con un ojo observador para ver mi cuerpo y no de rechazo como lo hacía antes.
-¿Estar así un tiempo?-, repitiendo lo que me dijo la doctora con tono disgustado.
Durante mucho tiempo no había entendido porqué se me hacía difícil tener brazos musculosos, porqué no podía hacer que mi espalda se agrandara aunque hiciera pesas en el gimnasio, porqué sólo engordaba de mis caderas en vez de otras partes de mi cuerpo. Ahora entiendo que todo era debido porque mi cuerpo tenía otros planes.
Realización
Prendo la luz del espejo para poder alumbrar mejor mi reflejo, me pongo a hacer memoria de cómo me veía antes de todo este coctel de hormonas femeninas invadiera mi cuerpo, me pregunto cómo éstas pudieron esculpir mi rostro a lo que ahora veo en el espejo, cómo es que fue capaz de hacer sus facciones más finas. Olvidé cuándo fue la última vez que me rasuré, ahora que lo noto y me pongo a ver mi barbilla, ya no noto vellos, anteriormente no me rasuraba como una semana y tenía uno que otro que le daba algo de forma a mi barba, ahora sólo veo el mentón femenino de una mujer.
Me pongo a hacer muecas tratando de sentir cómo se siente estirar la piel, ya no se siente tosca ni seca como antes que batallaba en humectarla. Ahora siento cómo si me acaba de bañar, suave… aunque tengo desde ayer que no lo hago para evitar verme desnudo… o, ¿desnuda?
Ahora que voy a tener que empezar a referirme con un pronombre femenino, qué raro suena decirlo. Contemplándome, parezco una versión más joven de mi hermana, ¿Cómo le voy a decir a mi familia?.
Tengo un rostro femenino, no hay duda de eso.
Ahora a ver mi cuerpo. Fue tan fuerte mi negación que pasé todo este tiempo sin estar totalmente consciente de su tacto, algún escape por ahí mientras me bañaba pero eran limitadas. Ahora me tendré que adaptar a él… empezando con mi pecho.
Aceptando mis senos
Tomo un largo suspiro para prepararme para ver mi pecho desnudo. Con calma empiezo a quitarme el sueter para evitar hacer mucho movimiento, no quiero realmente sentir mis curvas antes de tiempo. Ahora puedo ver cómo mis senos debajo de la camisa ya son más que prominentes ocasionando que se vean curvas común visto en mujeres con senos algo grandes. Mis hombros y brazos son más pequeños de lo que recuerdo, ahora los veo y siento frágiles, delicados; no hay mucho que esconder, ¿en serio gente no se dio cuenta de esto o sólo no me decían para evitar sentirme mal?.
No hay duda, ya tengo un marco femenino. Pero mi exploración no se acaba aquí, me tengo que quitarme la camisa.
Tomo otro suspiro para empezar a observar mis curvas desnudas, me quito la camisa y puedo sentir el ligero zangoteo que ocasionó el brusco movimiento de quitármela, no supe cómo tomarlo, anteriormente tomaba cuidados adicionales para evitar sentirlos, como cuando tienes piel recién quemada por el sol, volteo hacía ellos para ver la nueva vista, veía sus formas conoidales colgando alrededor de mi pecho con unos pezones alargados, me pareció chistoso cómo bloqueaban la vista para ver mis pies.
Corro mis manos por mi cuerpo que ha estado cambiando día a día. Ya no tenía un pecho plano como a principios de año pero tampoco estaba completamente desarrollado como cree mi doctora , espero que esté equivocada en eso y ya no crezcan más. Volví a voltear al espejo para ver mi perfil, ver cómo mis senos sobresalían de mi caja torácica. Levanté mi mano para sentirlos desde abajo, empujarlos hacia arriba para finalmente sentir un montículo más grande de grasa blanda. Con un suspiro tomé mis manos y volví a mirar mi reflejo una vez más.
-Son grandes… ¿en serio gente no los notaba?-, desde que me empezaron a crecer, había estado en negación total y siempre tratando de minimizar sus movimientos cuando caminaba y, más importante, que no se noten.
-A lo mejor no los ocultaba tan bien y los demás no me querían decir… no sé-.
Doy un ligero apretón a uno para sentirlo, la sensación fue… agradable, ya no los sentía tan sensibles como antes que a veces me incomodaba tocarlos, incluso llegó a hacer molesto cuando me bañaba pero ahora al apretar ligeramente ambos senos me provocaba una estimulación que no había sentido antes, volvía a apretar y sentí un calor pasar rápido por mi cuerpo, me gustaba pero prefería detenerme; es mucho para aceptar en un día. Podía sentir tanto en mis manos como en mis propios senos todo el tejido pesado, apretaba más y podía sentir tejido más grueso dentro de él. Al sentir detrás del pezón, siento lo que supongo que son las glándulas mamarias de las que me comentó la doctora. Notaba estrías alrededor de ambos, sobretodo donde empezaban a colgar, supongo por su rápido crecimiento.
Se sienten suaves, llenos, grandes, pesados… completos. Al soltarlos, sentí el rebote y el jalón del mismo peso, me gustó la sensación. Los volví a agarrar y volteé al espejo, veía en su reflejo una mujer sosteniendo sus senos, así como lo había visto antes cuando yo estaba con mujeres.
Qué extraño, antes buscaba verlos, tocarlos, sentir aquello que era ajeno a mi. Caminar por la calle y voltear a ver a aquellas bellas mujeres con senos grandes y tratar de no verme tan obvio que al estar admirándolas. Ahora que yo soy quien tiene senos, no sé si vea los ajenos igual. Pero, volteando a ver lo que veo en el espejo, me gustaba lo que veía y cómo se veían. Ahora, estos senos ya son parte de mi.
Mis curvas
Quité la atención a mis senos para seguir observando mi cuerpo, mi cadera ya era más grande que mi torso, aunque ya no he notado que siga creciendo. Giré para ver sus dimensiones y coloqué mis manos sobre ella para sentirla. Había algo placentero pasar mis manos por ahí, a lo mejor fue la ausencia de un tacto sensible por tanto tiempo. Fijándome en el espejo, ayudaba a darle un buen aspecto a mi cuerpo, como un reloj de arena, al llegar a esa realización quedé más que sorprendido que pudiera adaptar tal figura. ¡Eran caderas de mujer!, que ahora ya son parte de mi.
Bajo más mis manos para tocar mis glúteos, eran más grandes que recuerdo, su nueva forma fue moldeada conforme fue creciendo mi cadera; noto que hay más tejido graso en la parte inferior como si fuera una gota de agua, ya no eran los mismos que desde hace meses; ni los sentía duros como antes, eran más esponjosos, suaves… carnosos; presioné para sentir su forma y, también, fue placentero. Podía observar estrías alrededor, supongo que también por su rápido crecimiento.
Recuerdo que también apreciaba ver unas buenas nalgas en mujeres, desnudas o envueltas con alguna prenda, sobretodo con pantalón de mezclilla; me gustaba la sensación de apretar lo que era ajeno a mi. Coloco ambas manos en mis nalgas y doy un ligero apretón, me gustó la sensación, cierro los ojos y vuelvo a hacerlo pero esta vez tratando de recordar lo que era tocar unas ajenas y ahora con las mías… me gustan más las mías. Ahora que yo soy quien tiene nalgas femeninas me parece extraño pero emocionante. Estas nalgas ya son parte de mi.
Dándome cuenta de esa realización, empiezo a perder un poco el miedo de lo que significa mi aceptación y doy otro vistazo al espejo para empezar a apreciar a la mujer que veo en el reflejo. Viendo mis curvas, me veo… atractiva.
Y mi vagina
Paso ligeramente mi mano por mi pubis para tocar mi vulva formada completamente, otra sensación extraña, creo que es la primera vez que me la toco de esta manera. Siempre veía a los senos como aquello que define a una mujer antes que la vagina pero ahora que también tengo vagina, me doy cuenta que confundía la feminidad con la atracción sexual.
Recorro mis dedos por mis labios sin hacer tanta presión, aún es muy temprano en mi aceptación para explorar el placer de mi nuevo aparato reproductor, que mi doctora dice que está bien formado, saludable y funcional; recuerdo que me comentó que una mujer empieza a menstruar después de que le empiezan a formar sus senos, durante su pubertad y que no dudaba en que también menstruaré, idea que ahorita me espanta. La sensación es diferente a como cuando me tocaba mi pene, ahora es más sensible pero más fuerte, el pasar mis dedos por esa zona se siente más placentero, pudiera decir que se siente mejor que cuando tenía pene .
Me sorprende cómo las hormonas llegaron a alterar la forma de mi pene de tal manera que ahora son labios que envuelven todas las partes íntimas de mi aparato reproductor. Tocándome un poco más puedo sentir por dónde empieza la vagina, incluso puedo sentir una ligera humectación… me estaba empezando a mojar y me espantaba la sensación, mejor me detengo.
Doy una vista al espejo para dar un último suspiro a lo que una vez fue y a lo que ahora tengo. Esta vagina ya es parte de mi.
-Este es mi cuerpo-, me digo mientras escucho mi tono de voz que ahora es más agudo, suave… femenino. En estos últimos meses cuando empecé a notar que mi tono se volvía cada vez más agudo, me esforzaba en disfrazarlo forzando un tono más grave pero de poco a poco iba hablando menos en público, reservándome a hablar por teléfono diciendo que algo estaba mal que hacía que mi voz se escuchaba así.
Frente al espejo, dejé de tener aquel cuerpo de hombre que alguna vez jamás me imaginaría que todo terminara así, algo totalmente diferente.
Al terminar de ver todo lo que ahora soy, me pongo a admirarme para empezar a aceptarme. Cada nueva curva, cada nuevo atributo que está dentro de todo lo que ahora envuelve mi piel es ahora lo que soy.
Trato de verme con diferentes ángulos y poses para finalmente poder decir…
-Ahora todo este cuerpo es mío… soy una mujer-.
Yo… una mujer
Salgo del baño dirigiéndome hacia mi cuarto pensando en todo lo que tendré qué hacer para llevar acabo este nuevo estilo de vida. Al caminar, sentía todos los rebotes de mis senos descubiertos, algo que desde que empecé a desarrollarlos los había mantenido envueltos y trataba de bloquear mentalmente su sensación para no sentir su presencia pero ahora que pretendo vivir con ellos me doy cuenta que lo primero que tendré que hacer es comprarme ropa apta para ellos, al menos un par de cosas para empezar. Me fijo en mi armario y empiezo a sacar toda la ropa que ya no usaré por razones obvias pero pensándolo bien que tendré que salir para empezar a comprar ropa adecuada, tendré que usar de lo que tengo para ver si se me ve bien.
Mi selección está algo limitada, la mayoría de ropa que descarté era de acuerdo a las dimensiones de mi viejo cuerpo, ya era muy grande y me quedaba floja. Tenía un par de camisetas que me quedaban aún bien y un par de pantalones que usaba cuando me empezó a crecer las caderas.
La combinación de un pantalón y camisa justa me recordaba cuando era hombre y me gustaba ver las muchachas vestidas de esa manera, me parecían bellas y al mismo tiempo sensuales al poder ver sus curvas; ahora que me veo así, me entró un poco de temor porque ahora voltearán a verme de la misma manera, maldito karma; más sabiendo que la camisa hará notar las curvas de mis senos de una manera que me gustaba ver en mujeres, no me gustaría tener esa atención en mi.
Sea lo que sea, en este momento necesito tener algo que sostenga mis senos entonces busco aquel sostén deportivo que usaba debajo de la camisa de compresión para esconderlos. Al encontrarlo, me lo coloco y doy ligeros brincos pero aún siento y veo el rebote pero ya era más discreto, ni modo… es parte de la aceptación. Pero lo siento apretado ya que lo usaba cuando tenía los senos más chicos, ahora ocuparé comprarme sostenes para mi nueva figura.
Aprovechando que el clima es frío, puedo usar un ropa gruesa para esconder un poco mis curvas y así poder animarme más. Creo que puedo hacer esto y salir a la calle… mañana. Noto un optimismo extraño y emoción por querer iniciar, seguro es debido a las hormonas que al fin acepté, puede que no sea tan difícil esto.
Pensando en todo este proceso que tengo por delante, tendré que pedirle ayuda a mi amiga para que me ayude a ajustarme a todo este. Aparte, tendré que decirle que finalmente acepté este cuerpo.
-Hey… creo que es hora de aceptar todo esto… ¿me enseñar a vivir como mujer?-, leí un par de veces estas líneas antes de mandarle el mensaje, pareciera extraño escribir y luego leer algo así pero considerando esta realidad que vivo se entiende, ya no hay vuelta atrás… mandar.
No pasó más de 5 minutos cuando recibí su respuesta, -Claro, no es nada del otro mundo, ¡yo lo hago todos los días!-, siempre buscando cómo verle el lado bueno. A lo mejor tiene razón y yo viéndolo como si me fuera a vivir a Marte; aunque para mi es así lo siento.
-Creo que ocupo comprarme ropa apta-, me decía al verme por el espejo. Durante este tiempo, todo lo que me ponía era para esconder mis curvas, ahora que quiero vestir sin la intención de esconder… tanto, tendré que buscar ropa adecuada a mi fisionomía, de poco a poco.
-Ahora que la pienso, no es tanto los cambios que tendré qué hacer-, sólo ocupo comprarme ropa. Mi comportamiento no lo considero específicamente de uso exclusivo para hombres y pensando en cómo se comportan mis amigas, creo que no cambiará mucho a excepción de algunos manerismos, entonces… ¿no habrá mucho cambio aparte de mi vestimenta?, no será un cambio radical el que tendré que hacer ahora decidí ser mujer.
Pensándola bien, parece que no es mucho esfuerzo, ¿porqué temía tanto esto?, no creo que sea tan difícil todo esto…
Qué incrédula…
Leer Parte IV – Epílogo.
Excelente relato, me tuvo atrapado hasta su final. Como seguirá su historia?
Hola, muchas gracias por tu comentario. Hice algunas modificaciones y no me di cuenta que no incluí el vínculo para la parte 4 ‘epílogo’ aquí. Ya lo incorporé por si quieres leer qué fue del protagonista.