Decidí dividir esta entrada en dos partes porque creo que explicar estos últimos puntos me tomaría más tiempo y cambiaría un poco el ‘ambiente’ que establecí en la entrada anterior, aparte haría más extenso la lectura.
Índice:
¿Privacidad?
Cuando me dijo que usara
¿Entonces qué harás?
¿Y porqué no le pediste privacidad?
Y sí, si tantas ganas tengo de querer tener mi propio espacio para hacer y deshacer ese otro lado de mi que quiero mantener secreto, ¿porqué no simplemente le dije a mi esposa que respete ciertas horas de privacidad?
Pudiera decirle eso o pedirle que no entre a mi oficina por unas horas o que toque para que pueda abrir la puerta (dándome oportunidad de ocultar cualquier cosa en la computadora). Por una parte funcionaría, pero por lo más que quise decirle tenía ese conflicto de tener que añadir alguna mentira para la razón de lo que quiero mi privacidad.
Es decir, para pedirle algo siento que debería de darle alguna razón y como decirle la verdad está fuera de lo que quiero hacer, entonces no me animé a decirle así sencillamente. No me hubiera gustado decirle: «quiero privacidad» y que ella me pregunte porqué y yo responderle: «para poder ver mi pornografía de mujeres con senos grandes mientras usan pañales gruesos al mismo tiempo que estoy usando una jaula, un tapón…» creo que me explico. No me gustaría mentir para hacer algo que quiero.
Está la posibilidad de que ella simplemente no me pregunte porqué pero no quiero correr ese riesgo.
Por otra parte, como ella sabe que me gusta usar pañales. No me gustaría que esté la posibilidad de que ella asuma que lo quiero hacer para ese motivo, hay un cierto gusto de que nadie sabe de que uso pañales. El que alguien sepa y yo los esté usando cerca de esa persona me pone en una posición incómoda… no lo sé, simplemente no me gustaría usarlos con ella presente, el encanto de la fantasía se rompe al haber alguien más que sepa de mis gustos o al menos sería una situación de ‘horizonte desconocido’ y sólo es tratar de ver qué pasa al andar así, pero tengo que animarme para hacerlo.
Entonces, por mi parte sólo me queda esperar una mejor oportunidad para poder disfrutarlos a mi manera.
Y también está ese momento que ella me comentó que debería de usar.
(Ella) Animándome a ponerme uno
Hubo un momento en las primeras semanas de la cuarentena que ella me comentó que si gustara, pudiera usar pañales estando en la casa. Me dio a reconocer que si es algo que a mi me gusta entonces ella no debería de oponerse al yo querer usarlos estando en casa.
El anunció me llegó totalmente inesperado. Es verdad que para aquellos entonces que me dijo, yo estaba pasando en una etapa de ‘síndrome de abstinencia’ ya que deseaba mucho querer estar en unos pero no me animaba a hacerlo por las razones que ya he mencionado.
Entonces, dándome la oportunidad de dejar a un lado mi regla de no usar estando ella cerca aún me oponía a querer usarlos. La razón principal por no querer hacerlo ahora era que me daba mucha pena poder tomar ese paso pero la segunda razón es porque no los iba a poder disfrutar como me gustaría, a secretas.
El estar ella presente no me da la oportunidad de entrar en mi fantasía de que nadie sabe de mi secreto, de mi atrevimiento de hacer algo inusual.
Quiero enfatizar este último punto ya que lo considero importante, el hecho de que ‘es mi secreto’ es lo que le da ese giro que me gusta practicar. Ese secreto que solo yo sé que tengo puesto y aunque puede que se note el grosor del pañal o las líneas del sostén, o una pequeña vista de mis calzones femeninos; aún estará esa duda de que si tengo o no.
Algo como… ven a ese hombre caminando por la calle?, ¿quién diría que trae pañales, calzones femeninos y un corpiño por debajo de su ropa vainilla?
Poder guardar ese secreto y poder controlarlo le da puntos a mi gusto.
También me quita la oportunidad de poder usarlo por largas horas (estoy acostumbrado a estar alrededor 8-12 horas, de poder mojarlos (porque ella no sabe que orino en ellos) y que prefiero su uso con mi conjunto de lencería, entre otras cosas. Entonces, aunque tendría la oportunidad de usar, no sería la misma experiencia porque me faltaría todos aquellos otros elementos que me gusta incorporar.
Me podría adaptar y buscar alguna nueva manera de disfrutarlos pero como no me animo a descubrirlo porque simplemente no sé qué pasaría, limitándome totalmente a estas nuevas posibilidades… algún día, a lo mejor.
Pero le agradecí que pensó en mis gustos.
Entonces, sólo me queda soñar
Eso y esperar una mejor oportunidad. Por el momento no hay fecha clara de cuándo empezaremos a regresar a la ‘nueva normalidad’ en cuanto a la cuarentena. Entiendo que eventualmente tendremos que quitarnos el miedo de estar tanto tiempo encerrados por el bien de nuestra salud mental y cuando llegue ese momento poder darme la oportunidad de volver a usarlos a mi manera que tanto me gusta.
Pero me quedo pensando en la idea de qué pueda pasar si decido usar pañales estando ella aquí. Sé que a principio sería incómodo para mi que ella note mi bulto y el sonido al estar caminando, que pueda notar el plástico y después sepa que me los quité.
Me quedo pensando en la posibilidad de qué pasaría después, si ella haría algún comentario o alguna pregunta. Y si a lo mejor el que yo los use pueda servir como alguna motivación (o persuasión) de que ella también los usara (aunque sé que ella me dijo inicialmente que no le gustaría usar y respeto eso).
Hubo un momento en aquellas primeras semanas que tenía la intención de decirle una de mi fantasía de ‘obligarla’ a usar un pañal y que lo tenga puesto hasta que yo le de permiso de quitárselo. No le quería decir con la intención de que lo haga pero sólo con la intención de compartir algo íntimo mio pero ya no me animé a hacerlo y esas ganas iniciales de decirle eso se esfumaron.
Y sí, esa idea junto con otras son las que de vez en cuando circulan por mi cabeza que me gusta recordar e imaginar.